El programa económico de Vox: rebaja de impuestos a los ricos, recortes al Estado de bienestar y amnistía fiscal a las empresas contaminantes

08 de Julio de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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El pasado viernes, Vox presentaba su programa económico para las elecciones del 23J. Y uno de los ejes principales de su documento con propuestas para el futuro del país gira en torno a la supuesta bajada de impuestos que pretende aplicar el partido de Santiago Abascal. En realidad, lo que está ofreciendo Vox es la ausencia de política fiscal, es decir, pagar cada vez menos impuestos en España. Lógicamente, esa irresponsabilidad sería el final del Estado de bienestar. Sin impuestos no hay Sanidad pública de calidad, ni Educación, ni servicios sociales o infraestructuras o transportes. El economista Gonzalo Bernardos ya ha dicho que el programa económico de Vox “no es realizable”, a lo que nosotros añadimos que más bien es una tomadura de pelo, una estafa, un gran engaño a la población. Pero vayamos por partes.

Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política, e Iván Espinosa, portavoz del Grupo Parlamentario en el Congreso, explicaron en su comparecencia que el programa de la formación ultraderechista es el resultado del “diagnóstico que hemos hecho de la situación económica”. Pues malos doctores son si han llegado a la conclusión de que este país podría sobrevivir con semejantes recetas que van más allá de la doctrina ultraliberal. Vox ya no puede considerarse un partido conservador, ni siquiera ultraconservador. Va mucho más allá: es un partido medievalista que pretende retroceder siglos, hasta aquellas sociedades feudales atomizadas donde el Estado sencillamente no existía.

¿Qué impuestos quiere bajar Vox? Todos, en primer lugar, el IVA (reducido para productos de primera necesidad) y el IRPF para implementar “la perspectiva de familia” (apuestan por una simplificación progresiva y continuada a un tipo único reducido del 15% a aplicar sobre bases imponibles inferiores a 70.000 euros y un tipo ordinario del 25% a aplicar a bases imponibles superiores a dicha cantidad, aplicando la exención de 22.000 euros anuales de rentas del trabajo con independencia de tener uno o dos pagadores).

Pero donde más se notarían las políticas para millonarios de Vox es en el Impuesto de Sociedades: ahí proponen una reducción progresiva y continuada del tipo a lo largo de la legislatura hasta alcanzar el 15% y una simplificación del Impuesto sobre Sociedades para “favorecer el crecimiento de nuestras empresas y la creación de empleo en España, así como para atraer los beneficios generados por empresas españolas en el exterior”. Es decir, que Vox quiere bajar más los impuestos a los más ricos que a las economías más modestas. El tipo aplicable se reducirá efectivamente, según Vox, en función de la relocalización de beneficios en España y de la creación efectiva de empleo en España, con incentivos fiscales a la inversión y a la reinversión de beneficios y plusvalías en bienes y activos tangibles e intangibles. Todo ello se haría, supuestamente, “eliminando toda discriminación de la inversión por tamaño”. Esto significa, en palabras llanas y coloquiales que cualquiera puede entender, convertir España en un paraíso fiscal, como está haciendo Ayuso con Madrid. En ese aspecto, el plan de Vox es calcado al de la lideresa madrileña, quien ha instaurado una curiosa rebaja fiscal consistente en perdonar 25 euros a los pobres, 134 a las clases medias y 519 a los ricos.

Más allá de las utopías tributarias que plantea Vox, el partido de Abascal apuesta por suprimir el Impuesto sobre el Patrimonio y el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y Plusvalías municipales en todo el territorio nacional, tributos que para los ultras suponen “confiscaciones injustas, duplicadas o desproporcionadas del patrimonio de los españoles”. Es decir, más exenciones para millonarios, más amnistía fiscal para ricos.

Pero lo más peligroso del programa voxista tiene que ver con el futuro de las pensiones. Buxadé critica que siempre se hable de un sistema de pensiones en “riesgo”. “¿Por qué no se habla de un sistema autonómico en riesgo?, ¿por qué no se habla de chiringuitos en riesgo?”, se pregunta tirando de demagogia. En ese sentido, Espinosa cree que es necesario “invertir la pirámide demográfica”, de modo que haya una mayor base de cotizantes que sostengan las pensiones. Ambos coinciden en que es necesario “sacar las doctrinas ideológicas de la economía”. Es decir, “suprimir impuestos verdes, permitir que la tecnología marque el ritmo, y no los políticos, en relación a los coches eléctricos. Tecnologías limpias como las nucleares. En definitiva, devolver la cordura y así querer crecer”. Sin duda, aquí estamos ante una amnistía tributaria a quienes más contaminan. Lo que Vox pretende es que el cambio climático siga avanzando, que las empresas contaminantes sigan arruinando el entorno y que en poco tiempo España sea reducida a un solar yermo. Todo ello por no hablar del retorno a la energía nuclear, un modelo letal como ya se ha demostrado con accidentes como el de Chernóbil o Fukushima. 

Las falsas promesas de Vox (dicen que pondrán fin al “infierno” fiscal y burocrático que sufren los españoles bajando radicalmente todos los impuestos) son tan utópicas que solo un ignorante en economía puede tragárselas. En resumen, el plan tributario de Vox no solo es un completo disparate fiscal que arruinaría las arcas del Estado en una sola legislatura (ahí es donde quieren llegar ellos), sino un perfecto manual para que las clases privilegiadas sigan viviendo a cuerpo de rey mientras las clases bajas sufren los efectos de los recortes en servicios básicos. Por algo son aristócratas, elitistas y supremacistas.

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