Banderas franquistas, nazis, esvásticas y gritos xenófobos. Los manifestantes que cada noche asedian la sede de Ferraz han atravesado una línea roja mientras el Estado español sigue siendo benigno y laxo con ellos. A los cachorros de la Caye Borroka, así se conoce ya a los subversivos de la extrema derecha, se les tolera todo. Se les ha consentido hacer proselitismo del nazismo desde que llegó la democracia y de aquellos polvos estos lodos. Ni siquiera con la entrada en vigor de la nueva ley de memoria histórica se les va a perseguir como enemigos del sistema democrático. En Europa, ya estarían todos en la cárcel.
En Alemania, por ejemplo, la Ley Fundamental de 1949 prohíbe explícitamente la creación de partidos que glorifiquen el nazismo, mientras que su Código Penal castiga con dureza los actos de quienes “aprueben, nieguen o minimicen, en público o en una reunión, los actos perpetrados durante la dictadura nazi”. El nazi que sale a la calle a proclamar su ideología nauseabunda puede ser condenado con penas de entre tres y cinco años por instigar el odio y la xenofobia, así como poner en peligro la paz pública por razón de religión, raza o creencias. Por supuesto, cualquier símbolo que ensalce a Hitler y al Tercer Reich está prohibido. Leyes similares rigen en Francia, Italia y otros estados que hicieron la debida desnazificación tras la Segunda Guerra Mundial mientras en España se perpetuaba la dictadura de Franco.
¿Por qué en este país sigue habiendo ese tremendo complejo a la hora de poner a la sombra a los adeptos del nazismo? Convendremos todos en que son un peligro público, más teniendo en cuenta que acuden a las manifestaciones con barras de hierro, palos y alguna que otra arma blanca. No se trata solo de que son gente tóxica que envenena la sociedad con sus bulos y bilis destilada en cantidades industriales. Es que son auténticos delincuentes que promueven el matonismo callejero. Si tenemos el delito de odio, aplíquese. Si tenemos leyes de memoria histórica, pónganse en marcha.
La manifestación que tuvo lugar frente a la sede del PSOE reunió a una multitud que no ocultó pertenencia a organizaciones neonazis. No todos son ultras, pero la presencia de estos grupos fue innegable. A través de las redes sociales, se convocó directamente a manifestantes que ondearon banderas con símbolos fascistas y corearon consignas que dejaban claro cuál era su ideología.
Los gritos y proclamas fascistas se hicieron evidentes en la marcha, acompañados de saludos de la misma naturaleza. Los manifestantes se mostraron sin pudor, levantando los brazos en alto y realizando saludos que no dejaban lugar a dudas sobre su ideología. Las imágenes captadas muestran que no se trataba de un pequeño grupo, sino que había bastantes personas expresando sus creencias extremistas de manera pública.
Los cánticos fascistas resonaron en el ambiente, incluyendo canciones como Cara al Sol y Primavera, esta última popularizada por la División Azul y adoptada por grupos neonazis. Además de los gritos y saludos, los manifestantes portaban una variedad de banderas, algunas de ellas preconstitucionales o franquistas, con el logo de organizaciones de extrema derecha como España 2000 o Hacer Nación. También se exhibieron cruces celtas y lemas afines a sus creencias extremistas.
Cabe destacar que, a diferencia de otros países que han experimentado el fascismo, estos símbolos no son ilegales en España. Esto ha generado un debate sobre la regulación de estos signos, especialmente en el contexto de una manifestación que se celebró en contra de la amnistía para hacer respetar la Constitución.