España atraviesa una temporada de incendios sin precedentes. Más de 40 focos activos en Ourense, Zamora, León y Extremadura han puesto a prueba a los bomberos, mientras los daños materiales y humanos se acumulan: un bombero fallecido y otro herido en Ponferrada. En este contexto, Víctor Resco, catedrático de Ingeniería Forestal y Cambio Climático en la Universitat de Lleida, ofreció su análisis en L’Aquí Catalunya, de la Cadena SER.
“Cap país no está preparado para afrontar tantos incendios al mismo tiempo. La colaboración entre regiones y naciones es fundamental”, subraya Resco. Sin embargo, el experto matiza que, en comparación con otros territorios, España cuenta con ventajas significativas: “Tenemos más aviones que California; en números globales, estamos mejor preparados”. Esta declaración rompe la percepción de vulnerabilidad y refuerza la idea de que, si bien la amenaza es grave, los medios disponibles son sólidos.
La paradoja de la extinción
Resco explica que la intensidad de la ola de incendios responde a varios factores: vegetación seca y mal gestionada, altas temperaturas y la acumulación de combustible vegetal. Señala que existe una conocida “paradoja de la extinción”: cuanto más invertimos en apagar incendios, más acumulamos vegetación que podría alimentar grandes fuegos en el futuro. Por eso, insiste en la necesidad de combinar la extinción con la gestión activa del territorio, incluyendo la quema controlada y la conservación de los campos cultivados, que actúan como cortafuegos naturales.
El catedrático distingue entre pirómanos e incendiarios: los primeros actúan movidos por una patología mental, mientras que los segundos provocan fuegos sin ningún trastorno psicológico. Aunque el 20% de los incendios son intencionados, Resco recuerda que fenómenos naturales, como los rayos, causan la mayoría de los grandes incendios, hasta un 70% en 2022.
Más allá de los culpables
La atención mediática y política suele centrarse en los culpables directos de los incendios. Resco advierte que este enfoque es insuficiente: “El comportamiento de un incendio depende de múltiples factores, no solo de quién lo inicia”. Añade que hay un interés político en buscar chivos expiatorios, a menudo entre los agricultores, cuando en realidad estos son aliados estratégicos para la prevención: sus campos trabajados actúan como barreras naturales frente al fuego.
En este sentido, el experto aboga por un cambio de enfoque: menos culpables y más prevención efectiva, con políticas que incluyan cooperación interregional y coordinación internacional. La magnitud de los incendios, asegura, supera la capacidad de cualquier dispositivo de extinción individual.
Un pacto de Estado necesario
Respecto al pacto de Estado contra el cambio climático anunciado por Pedro Sánchez, Resco lo considera positivo pero insuficiente si se queda en la retórica: “Debe ir más allá de los intereses partidistas y apostar por el interés de la ciudadanía. Lo que estamos viviendo es solo un adelanto de lo que puede venir con el cambio climático”.
El catedrático recalca que la prevención, la formación de brigadas y la inversión en medios no pueden depender únicamente de la temporada o de la aparición de grandes incendios: “Necesitamos planificación a largo plazo, coordinación entre comunidades autónomas y colaboración con otros países para reforzar nuestra capacidad de respuesta”.
España tiene ahora medios que muchos otros territorios en el mundo envidiarían. Sin embargo, Resco advierte que la preparación por sí sola no basta. La clave está en la combinación de prevención, cooperación y concienciación ciudadana. Los incendios no respetan fronteras ni calendarios, y la acción temprana puede marcar la diferencia entre un fuego controlado y una tragedia de gran escala.
Con más hidroaviones, brigadas especializadas y protocolos de emergencia mejor coordinados que en otros lugares afectados por el fuego, España cuenta con ventajas estratégicas. Pero, según Resco, la verdadera protección radica en entender que la gestión del territorio, la colaboración interregional y la preparación internacional son igual de importantes que los aviones que surcan el cielo.