La guerra en Ucrania ha reabierto el viejo debate sobre la necesidad de crear un ejército europeo capaz de hacer frente a las amenazas exteriores. El pasado mes de marzo los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de los 27 aprobaban, durante una reunión conjunta, el plan elaborado por Josep Borrell para crear de aquí a 2025 una Fuerza Europea de Despliegue Rápido de hasta 5.000 soldados (con componentes terrestres, marítimos y aéreos). El objetivo de este embrión de Ejército de la UE es poder intervenir de forma autónoma y urgente en respuesta a amenazas inminentes o a situaciones de crisis fuera de la UE.
Desde 2016, ha habido un progreso significativo en el área de seguridad y defensa de la UE con varias iniciativas concretas a escala comunitaria para impulsar la cooperación y reforzar la capacidad de Europa para defenderse.
Los europeos esperan que la UE garantice la seguridad y la paz. Tres cuartas partes (75%) están a favor de una política común de defensa y seguridad de la UE, según la encuesta Eurobarómetro especial sobre seguridad y defensa de 2017, y una mayoría (55%) estuvo a favor de la creación de un ejército de la UE. Más recientemente, el 68% de los europeos dijo que les gustaría que la UE hiciera más en defensa (encuesta del Eurobarómetro de marzo de 2018). El apoyo más fuerte para una mayor participación de la UE en seguridad y defensa se registró en Chipre (92%), Rumanía (80%) y España (78%). Todos estos sondeos se llevaron a cabo antes de la guerra de Putin, de manera que cabe pensar que el apoyo de la opinión pública a la formación de un ejército de la UE sería hoy todavía mayor.
Los líderes de la UE saben que ningún Estado miembro puede abordar las amenazas de seguridad actuales de forma aislada. El presidente francés, Emmanuel Macron, apoyó en 2017 la idea de un proyecto militar europeo conjunto. La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció, por su parte, que “deberíamos trabajar en la visión de algún día establecer un ejército europeo adecuado”, en su discurso ante el Parlamento Europeo en noviembre de 2018. Avanzar hacia una unión de seguridad y defensa es una de las prioridades de la Comisión liderada por Ursula von der Leyen. ¿Puede Europa avanzar en su seguridad y defensa?
El Tratado de Lisboa prevé una política común de defensa de la UE (artículo 42, apartado 2, del TUE). Sin embargo, el tratado también establece claramente la prioridad de la política de defensa nacional, incluida la pertenencia a la OTAN o la neutralidad (esta segunda en la línea de Irlanda, Chipre, Malta, Austria, Finlandia y Suecia).
En los últimos años, la UE ha comenzado a implementar iniciativas ambiciosas para proporcionar más recursos, estimular la eficiencia, facilitar la cooperación y apoyar el desarrollo de capacidades. La cooperación estructurada permanente (PESCO) se puso en marcha en diciembre de 2017 y, a partir de junio de 2019, participan 25 Estados miembros de la UE. Actualmente opera sobre la base de 47 proyectos colaborativos con compromisos vinculantes que incluyen un Comando Médico Europeo, un Sistema de Vigilancia Marítima, asistencia mutua para los equipos de seguridad cibernética y de respuesta rápida, y una escuela conjunta de inteligencia de la UE. El Fondo Europeo de Defensa (FED) se puso en marcha en junio de 2017, y fue la primera vez que el presupuesto de la UE se utilizó para cofinanciar la cooperación en defensa. Los eurodiputados acordaron el 29 de abril de 2021 financiar el fondo con 7.900 millones de euros provenientes del presupuesto a largo plazo (2021-2027). El fondo del FED complementará las inversiones nacionales y proporcionará incentivos tanto prácticos como financieros para la investigación en colaboración, el desarrollo conjunto y la adquisición de equipos y tecnología de defensa. Además, la UE apuesta por un fortalecimiento de la cooperación con la OTAN en 74 proyectos de siete áreas, incluida la ciberseguridad, los ejercicios conjuntos y la lucha contra el terrorismo. Y también por hacer que la financiación de las misiones y operaciones civiles y militares sea más efectiva. La UE tiene actualmente 16 misiones de este tipo en tres continentes, con una amplia gama de mandatos y está desplegando más de 6.000 efectivos civiles y militares.
Desde junio de 2017, hay una nueva estructura de comando y control (MPCC) para mejorar la gestión de crisis de la UE. En la cumbre de Gales de la OTAN en 2014, los países de la UE que son miembros de la Alianza se comprometieron a gastar el 2% del PIB en defensa para 2024. El Parlamento Europeo ha pedido a los Estados miembros que lo cumplan.
Las últimas estimaciones de la OTAN muestran que solo cinco países (Grecia, Estonia, Rumanía, Polonia y Letonia) gastan más del 2% del PIB en defensa. Según las cifras de la Alianza Atlántica, España, con un 0,92% del PIB, es el socio que menos gastó en defensa en 2019 tras Luxemburgo (0,55%). Otros países destinaron en 2019 más que España, pero tampoco llegaron al 2% como Francia (1,84%), Alemania (1,36%) e Italia (1,22%).
Sin embargo, construir la defensa de la UE no solo consiste en gastar más, sino en gastar de manera eficiente. Los Estados miembros de la UE colectivamente son el segundo actor mundial que más invierte tras EEUU.
Pero se calcula que se pierden 26.400 millones de euros cada año debido a la duplicación, el exceso de capacidad y las barreras para la adquisición. Como resultado, se utilizan por encima de seis veces más sistemas de defensa en Europa que en los Estados Unidos. Aquí es donde la UE puede proporcionar marcos e incentivos para que los países colaboren.
Si Europa va a competir en todo el mundo, tendrá que agrupar e integrar sus mejores capacidades, ya que se estima que para 2025 China se convertirá en el segundo país más grande en industria armamentística del mundo después de EEUU.
La posición del Parlamento Europeo
El Parlamento Europeo ha pedido en repetidas ocasiones que se aproveche al máximo el potencial de las disposiciones del Tratado de Lisboa para avanzar hacia una Unión Europea de la defensa. Siempre respalda una mayor cooperación, una mayor inversión y una combinación de recursos para crear sinergias a nivel de la UE con el fin de proteger mejor a los habitantes del viejo continente.
Al margen de los desafíos prácticos, la UE necesita reconciliar diferentes tradiciones y diferentes culturas estratégicas. El Parlamento cree que la UE debería desarrollar una estrategia única para afianzar el desarrollo de la futura política común.