El fuego sigue arrasando España

España enfrenta una ola histórica de incendios forestales con más de 380.000 hectáreas arrasadas en 2025

19 de Agosto de 2025
Actualizado a las 12:21h
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España incendios
Miembros de la Unidad Militar de Emergencias en tareas de extinción | Foto: UME

España vive uno de los veranos más devastadores de su historia reciente. Los incendios forestales que arrasan la península han calcinado ya más de 382.000 hectáreas en lo que va de 2025, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS). La cifra supera ampliamente la media de los últimos años y sitúa al país como uno de los principales focos de emergencia ambiental en Europa, donde la solidaridad internacional se ha multiplicado para frenar el avance de las llamas.

Castilla y León se encuentra en el epicentro de la crisis, con 29 incendios activos, diez de ellos de nivel 2, todos en la provincia de León, y ocho de nivel 1 repartidos entre León, Zamora y Salamanca. La atención se concentra en la evolución de los fuegos que amenazan al Parque Nacional de Picos de Europa y al Lago de Sanabria, zonas de gran valor natural y turístico. Miles de personas han tenido que ser evacuadas, mientras el fuego que comenzó en Jarilla (Cáceres) ha traspasado fronteras provinciales y se adentra en Salamanca.

En el Valle de Valdeón, dentro del Parque Nacional de Picos de Europa, algunos vecinos han podido regresar a sus casas tras mejorar la situación, aunque la preocupación se desplaza ahora hacia los frentes que avanzan hacia Riaño y La Reina. En Zamora, el incendio declarado en Porto, de nivel 2, amenaza directamente el Parque Natural del Lago de Sanabria, donde se han desalojado seis localidades y otras tantas permanecen confinadas o en preaviso, lo que afecta a unas 8.000 personas entre residentes y turistas.

La situación tampoco da tregua en Galicia. Allí permanecen activos siete incendios en la provincia de Ourense, tras estabilizarse durante la noche los de Maceda y Vilardevós. El fuego más preocupante es el de Larouco, que ha calcinado 20.000 hectáreas y ya es considerado el mayor de la historia de Galicia desde que existen registros, después de cruzar el río Sil y extenderse hasta la provincia de Lugo. En total, los fuegos gallegos activos han devastado 67.400 hectáreas.

En Extremadura, el incendio de Jarilla, en Cáceres, se ha convertido en un megafuego con 15.500 hectáreas arrasadas y un perímetro de 155 kilómetros. El gobierno regional confía en que las condiciones meteorológicas más favorables permitan avances significativos en la extinción durante las próximas horas. 

Asturias ha experimentado una leve mejoría gracias a la llegada de lluvias y el descenso de las temperaturas, especialmente en Picos de Europa y la comarca suroccidental. Aun así, siguen activos ocho incendios, principalmente en Cangas del Narcea, Degaña y Somiedo. El de Genestoso, en Cangas, continúa siendo el más grave.

La magnitud de la emergencia ha dejado un saldo humano dramático. Cuatro personas han muerto hasta el momento, entre ellas un bombero forestal que perdió la vida al volcar el camión autobomba que conducía en León. Además, cuatro bomberos resultaron heridos en Galicia, uno de ellos con quemaduras graves.

El Ministerio del Interior ha confirmado que se han evacuado a más de 31.000 personas en todo el país. En paralelo, las fuerzas de seguridad han detenido a 31 personas e investigan a otras 92 por su presunta implicación en el origen de algunos de los incendios, en un verano marcado también por la sospecha de provocaciones intencionadas.

La crisis se ha dejado sentir en infraestructuras críticas. Más de una decena de carreteras continúan cortadas, mientras que la línea de alta velocidad entre Madrid y Galicia sigue suspendida debido a los incendios que azotan el noroeste peninsular.

Aunque la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé una reducción del riesgo en algunas zonas tras el fin de la ola de calor, gran parte de Galicia, el centro y el sur de la península permanecen en niveles de peligro “muy alto o extremo”. La incertidumbre sigue marcando las próximas horas en un país que, con la ayuda de brigadas internacionales y la Unidad Militar de Emergencias, intenta frenar un verano en el que el fuego amenaza con dejar una cicatriz sin precedentes en su geografía y en su memoria colectiva.

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