Cuando se produce una catástrofe de la magnitud de la DANA que está afectando a distintas regiones de España y que, sobre todo, se ha cebado con la Comunidad Valenciana, primero llega el terror, el miedo. Cuando pasa la tempestad no llega la calma, sino el horror.
Según los diferentes organismos oficiales de Emergencias, el número de fallecidos hasta este momento ya es de 205 seres humanos, de los cuales 202 se encuentran en Valencia.
En la mañana de hoy se ha producido el despliegue total de unidades del Ejército, tal y como solicitó ayer el presidente Carlos Mazón y que tuvo la respuesta inmediata por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Medio centenar de efectivos se han sumado a los que ya estaban actuando sobre el terreno con unidades materiales que permitirán el acceso definitivo a las localidades más afectadas.
A partir de este momento, todo indica que el número de fallecidos irá ascendiendo rápidamente puesto que, a medida que se retiren los vehículos y baje el nivel de las aguas, los cadáveres aparecerán. No hay un número exacto de desaparecidos, pero todo parece indicar que la cifra de muertos podría llegar a duplicar la actual.
Primero fue el terror, ahora llega el horror y mientras los políticos se enfrentan en sus cuitas o aspiran a sacara réditos de la catástrofe, los ciudadanos están dando una lección. No se trata de solidaridad, sino de responsabilidad civil y de conciencia de pueblo.