Juan Manuel Moreno Bonilla ha enarbolado su‘Revolución Verde’ desde el inicio mismo de la legislatura a comienzos de 2019 sin saberse a ciencia cierta qué contenido conlleva este mediático y publicitado ‘continente’. Ahora, a punto de pulsar el botón rojo para adelantar las elecciones autonómicas andaluzas tras perder el apoyo de la ultraderecha, el presidente de la Junta tiene ante sí dos patatas calientes que desmontan de principio a fin su propalado proyecto ‘verde’ para Andalucía como si de un mantra publicitario se tratara.
Una de las chinas en su zapato es la proposición de ley presentada junto a Ciudadanos y la ultraderecha de Vox para legalizar casi 1.500 hectáreas de regadíos que esquilman las aguas de Doñana, el Pulmón Verde del continente europeo. Y todo ello pese a las continuas advertencias de la Unión Europea por no cuidar los acuíferos.
Otro escollo ‘verde’ que Moreno Bonilla no esperaba en absoluto en esta recta final de su mandato es que le explotara en la cara la gestión del vertedero de residuos tóxicos y peligrosos de Nerva, en Huelva, que pese a las denuncias de saturación de las instalaciones de la empresa Ditecsa para acoger desechos tóxicos e incontables incidentes medioambientales, tiene ante la mesa de la consejera de Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, un proyecto de ampliación, presentado en pleno estado de alarma con todo el país confinado, para seguir acogiendo más residuos en un centro de tratamiento ubicado a escasos 700 metros de la población de Nerva y colmatado un 300% desde hace años, según denuncian los ecologistas.
Como se ha podido comprobar esta misma semana con el proceso de almacenamiento de los residuos procedentes de Montenegro, que ha levantado a toda la cuenca minera de Riotinto contra el traslado de unos desechos altamente tóxicos a más de 3.200 kilómetros de su lugar de origen, los métodos de tratamiento y almacenaje en estas instalaciones que llevan funcionando casi 25 años son cuanto menos cuestionables en lo que respecta a la seguridad ciudadana, ya que la nube de polvo tóxico en suspensión en dirección hacia el núcleo urbano era apreciable por todos los vecinos sin muchas dificultades.
Pese a todas estas irregularidades, la Consejería de Desarrollo Sostenible sigue manteniendo un absoluto mutismo en torno a este problema denunciado por asociaciones vecinales, ecologistas y también la totalidad de los equipos municipales de toda la cuenca minera.
El presidente andaluz, en un artículo publicado el pasado septiembre en El Español, apostaba por hacer en Andalucía una ‘Revolución Verde’: “A comienzos de legislatura nos marcamos el reto de poner en marchala Revolución Verde, del color del medio ambiente y de Andalucía. Una revolución inspirada por el espíritu medioambiental de la Agenda 2030 y que tiene como ejes dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: el agua y la energía. La primera, como necesidad; la segunda, como oportunidad”. En ningún momento dejó un hueco en su artículo para mostrar su apoyo al cuidado del medio ambiente y a programas dirigidos a potenciar la economía circular. Pese a todo, Moreno Bonilla aseguraba: “Mi compromiso personal con el medio ambiente y la sostenibilidad es inquebrantable”.
Los métodos de tratamiento en esta instalación, que funciona desde hace 25 años, son cuestionables en lo que respecta a la seguridad, ya que la nube de polvo tóxico en suspensión en dirección hacia el núcleo urbano es apreciable estos días a simple vista por todos los vecinos
De momento, ningún miembro del ejecutivo andaluz ha valorado aún la llegada de estos residuos extracomunitarios desde Montenegro a Nerva más allá de echar la pelota al tejado del Gobierno central, ya que es el ejecutivo de Pedro Sánchez el que ha otorgado los permisos correspondientes para la entrada en España de este cargamento tóxico, tras cumplir presuntamente con lo estipulado en el Convenio de Basilea, encargado de velar por el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación. Pero el resto de competencias medioambientales sobre el vertedero de Nerva corresponden en exclusiva a la Administración autonómica.
El líder andaluz de Izquierda Unida, Toni Valero, ha asegurado que la ‘Revolución Verde’ de Moreno Bonilla “es una tomadura de pelo cuando no pretende cerrar el vertedero. Un clamor popular lo reclama y no se puede postergar. Impulsar la economía circular sí es una revolución verde acorde a la emergencia climática y medioambiental”.