La deriva de Laura Borrás de diva y líder del independentismo más desafiante y progresista a presunta delincuente dispuesta a salvarse a cualquier precio es digna de estudio. Hace tiempo que era evidente que la causa abierta contra ella tenía sustancia de delito. Pero ella ha seguido ahí, aferrada a un puesto de liderazgo que parecía desempeñar con soltura y a plomo. Al menos hasta que se le retiró la confianza como presidenta del Parlamento catalán.
Victimismo
Borrás ha pretendido todo el tiempo hacer pasar la causa judicial que la lleva hoy ante los tribunales como un caso de persecución política. Pero lo que preocupa más es que dentro de su propio partido no se hayan desmarcado de este argumento. Sobre todo teniendo en cuenta que puede dañar —y mucho— la ya de por sí confusa imagen de JuntsxCat. La formación independentista no puede arriesgarse tanto, ya que es un partido volátil. Sobre todo porque ideológicamente es un polvorín: dentro de Junts tienen cabida desde el progresismo de la propia Borrás, hasta el ala conservadora y post-convergente representada por Jordi Turull. A pesar de todo, el partido ha logrado hacer un frente común y han apostado por el independentismo unilateral, aunque parece que no acaban de convencer a los votantes que la colocaron como la segunda fuerza soberanista y la tercera más votada en las últimas elecciones autonómicas.
Desde ERC no compran el relato de Borràs
Sola ante el peligro
Quien tan poco compra el relato victimista de Borrás en el que se autodefíne como una víctima de los oscuros manejos del Estado español son los de ERC. Marta Vilalta ya dejó claro que no participarán de la farsa, y que no acompañarán a la líder de Junts hoy viernes día 10, fecha en la que se inicia el juicio contra ella, a apoyarla en su entrada al tribunal.
Delatores
Cada día que se acerca la fecha del juicio todo se va complicando para Borrás. Si el junio pasado el técnico de la Institució de les Lletres Catalanes Roger E. pactaba con la fiscalía e inculpaba a Borràs para acabar libre de culpa. Ahora se trata del amigo de la líder de Junts el informático Isaías H., presunto beneficiario de contratos a dedo adjudicados por Borràs, quien negocia una rebaja de la condena a cambio de culpar a la expresidenta.