Los defensores de la Ley Trans amenazan de muerte a Carmen Calvo

21 de Febrero de 2021
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Muñeca ahorcada CCalvo

Los defensores y las defensoras de la Ley Trans son intransigentes y no aceptan los elementos fundamentales que sustentan cualquier régimen democrático: el diálogo y el arreglo. Primero fueron las palabras y los ataques contra quienes están en contra del borrador preparado por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero. Luego pasaron a las acusaciones de transfobia hacia quienes no estamos de acuerdo con lo incluido en un texto que, en algunos aspectos, roza el absurdo y puede tener unas consecuencias muy graves hacia el bien común tal y como está redactado.

Todos estos movimientos y colectivos han centrado su ira en una mujer: Carmen Calvo, la vicepresidenta primera del Gobierno, que lo único que ha hecho ha sido realizar su trabajo y buscar el modo en que ese borrador, tan lleno de reivindicaciones, que podrán ser justas, no lo dudo, pero que no tienen encaje ni siquiera en el texto constitucional, por no hablar de otras partes importantes del ordenamiento jurídico.

Para que el borrador de la Ley Trans pudiera ser aprobado habría que modificar un volumen tan grande de leyes que requeriría que toda la legislatura estuviera dedicada a una sola ley y los españoles y españolas tienen otras preocupaciones mucho más importantes que esto.

Sin embargo, la coherencia democrática, el conocimiento de Carmen Calvo respecto a cómo se debe tramitar una ley no ha gustado a los colectivos de defensa de ese proyecto porque, quizá, pensaron que iban a conseguir «colar» su borrador o imponerlo por la vía de los hechos consumados, es decir, del mismo modo en que operan los dictadores y dictadoras, tanto públicos como privados.

Como estos colectivos intolerantes (a pesar de que dicen abanderar la igualdad) no creen en la democracia han iniciado el camino de la violencia y han amenazado de muerte a Carmen Calvo en Santiago de Compostela. En concreto, tal y como ha publicado el diario digital El Común, han colgado de un árbol un muñeco con el rostro de la vicepresidenta con un mensaje en el que se la acusa de apoyar al patriarcado. Además, jamás se puede olvidar que esas asociaciones y fundaciones que han redactado el borrador de la Ley Trans son favorables a la gestación subrogada, es decir, que defienden que las mujeres sean esclavizadas para dar satisfacción a los lobbies gays.

La propia vicepresidenta ha condenado estos hechos intolerables en democracia a través de un mensaje en sus redes sociales:

Carmen Calvo lleva toda su vida luchando en favor del feminismo y de la igualdad de género. Esta Ley Trans no tiene nada que ver con el feminismo ni con la igualdad, sino que, más bien, rompe con los elementos fundamentales de la lucha de las mujeres por conseguir la igualdad con los hombres que, al fin y al cabo, es el objetivo final del feminismo.

Como ya publicamos en Diario16, el borrador de la Ley Trans, además, es muy peligroso para una de las luchas clave del feminismo: la violencia de género porque, con toda la buena intención que pueda tener, podría abrir la puerta para la protección de maltratadores que aún no han sido denunciados frente a lo que recoge la ley en contra de la violencia de género. Como no se reconoce ningún tipo de control a la hora de la autodeterminación, se abre una vía para que personas sin ningún tipo de vivencia interna cambien en el Registro Civil el sexo y, de esta manera, evitar los agravantes en caso de ser denunciados. En concreto, un maltratador, antes de cometer un crimen machista, no tiene más que acercarse al registro y realizar la modificación de sus datos que contempla el borrador para que no se le apliquen los agravantes de género recogidos en el artículo 153 de Código Penal.

En consecuencia, la intolerancia y el autoritarismo de los colectivos proqueer defensores de la Ley Trans han quedado demostrados con estas amenazas. Por cierto, ni Irene Montero ni Pablo Iglesias Turrión han condenado estos hechos. El silencio suele ser la mejor herramienta de la complicidad.

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