Los habitantes de La Palma desconfían de las promesas de los políticos y de Pedro Sánchez

22 de Septiembre de 2021
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Volcán La Palma vista aerea

Los habitantes de la isla de La Palma tienen miedo de que todas las promesas realizadas por la clase política, encabezada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sean sólo palabras, titulares de prensa espectaculares, que se olvidarán una vez que pase la crisis.

Cientos de personas, de momento, ya han perdido sus hogares y las tierras donde estaban ubicadas sus casas. La lava lo está engullendo todo y, mientras el desconcierto llena a los miles de personas evacuadas, los políticos prometen a ayudar a la reconstrucción. Sánchez, en el día de ayer, hizo oficial acuerdos del Consejo de Ministros. Sin embargo, entre los palmeros, a medida que pasan los días, crece el esceptisicmo y la incredulidad.

Los habitantes de La Palma temen que las ayudas tarden en llegar o, directamente, que no lleguen, como ocurrió con el terremoto de Lorca donde, además, con el paso de los años, se ha llegado a obligar a los afectados a devolver parte de las ayudas con amenazas de embargo por parte de la Hacienda de la Región de Murcia.

Mientras la solidaridad humana, la del que da incluso lo que no tiene para ayudar a las miles de personas evacuadas, contrasta con el escepticismo hacia las promesas de Sánchez y de los políticos. En este caso, la crítica al presidente y al resto de administraciones y partidos habrá de hacerse después. De momento, el presidente está haciendo lo que tiene que hacer, no hay que reprocharle nada.

Sin embargo, las personas que tuvieron que abandonar sus casas a la carrera tras iniciarse la erupción, las que están viendo cómo sus hogares están siendo destrozados por la ira de la naturaleza, no se creen nada de lo prometido. Es el cuento de «El pastorcito y el lobo», porque, tanto Sánchez como los políticos, han prometido tantas cosas en momentos de crisis para olvidarlas una vez que el asunto ya no es actualidad, que la gente que sufre desconfía. Y es normal.

Ya empieza a haber problemas con el tema de los realojos. Los palmeros no entienden la situación en la que viven, no comprenden cómo, si no hay plazas hoteleras, no los reubican en viviendas de alquiler pagadas con fondos públicos, sobre todo a las familias que ya saben que la lava ha destruido sus casas.

Este es un problema muy grave. En otras catástrofes naturales, como un terremoto o unas inundaciones, las casas se pueden volver a levantar. Sin embargo, en La Palma, lo engullido por el volcán es irrecuperable. ¿Qué pasará con estas familias? Necesitan ayuda pública desde el minuto 1, no sólo para encontrar una solución habitacional, sino para poder rehacer su vida.

Lo mismo ocurre con los agricultores que están perdiendo sus explotaciones. También es irrecuperable y, en consecuencia, necesitan una respuesta inmediata que no sea ahogada por la dictadura de la burocracia.

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