Si hiciéramos un juego de «Busca las 7 diferencias» entre la concentración de la Plaza de Colón y las celebradas durante el franquismo, podríamos pasar horas para encontrarlas.
En un país democrático, las 25.000 personas concentradas hoy tienen toda la legitimidad y el derecho a decir lo que quieran porque así está recogido en la Constitución. Precisamente, el texto donde se recogen los derechos que la ultraderecha niega a quienes no piensan como ellos, a los que denominan como «los enemigos de España».
Hoy se ha vivido un hecho muy triste para la democracia. No sólo por lo que se ha gritado, sino por quiénes estaban detrás, partidos con representación parlamentaria que anteponen sus intereses personales, su odio al que piensa diferente, sus ansias de venganza o su aversión a la finalización pacífica de los conflictos políticos.
Amenazas a la prensa
Los manifestantes han proferido constantes y duras amenazas contra los medios de comunicación que no han perdido su independencia ni se han entregado a la extrema derecha por intereses espurios y sectarios.
Según ha confirmado nuestro compañero Agustín Millán, que ha acudido a realizar un reportaje fotográfico de la «fachifestación», la violencia de los insultos a los periodistas y los fotógrafos ha ido subiendo de intensidad. Esto demuestra, nuevamente, la falta de respeto de los allí presentes al trabajo de la prensa. Debe ser que siempre será mejor que los artículos hayan pasado un filtro previo para no atentar contra los intereses de los que siguen defendiendo la España Una, Grande y Libre.
Por otro lado, Millán ha sido testigo de un hecho miserable. Una compañera se ha sentido indispuesta debido a que le había bajado el periodo y se ha convertido en el objetivo de insultos machistas y de las amenazas de una horda bien aleccionada sobre quiénes eran los objetivos.
El Cara al Sol y el analfabetismo democrático
En una concentración de este tipo no podía faltar que se oyeran los acordes del himno de la Falange, el tan sobado «Cara al Sol». En medio de la nostalgia por los tiempos en que los socialistas y los comunistas eran encarcelados o fusilados, alguno de los asistentes ha dado un verdadero ejemplo de sectarismo, de cerebro abducido por el populismo y de analfabetismo democrático.
Según ha publicado eldiario.es, una de las asistentes a la concentración, vestida con toda la parafernalia patriotera, ha definido a Pedro Sánchez como «psicópata y asesino». Otro de los participantes, no ha dudado en afirmar que al presidente del Gobierno «habría que encarcelarlo por un delito tipificado en la Constitución como es el de traición a España».
¿Delitos en la Constitución? ¿En serio? Resulta esperpéntico (ni los espejos del Callejón del Gato lo podrían superar) que haya gente que afirme defender algo que no sabe ni lo que es. Eso es el resultado del populismo. Ahora toca decir Constitución para que todos lo repitan sin cuestionar ni pensar. Mañana, ¿qué será? ¿Volver al «Ejército al poder»?
Después de lo visto hoy, sólo queda gritar, desde lo más profundo del alma «¡Viva España, coño!»