La sanidad pública es intocable aunque se la intente manosear de un modo u otro con fines más o menos espurios. Quien ose hacer de ella un cortijo o negocietes con sus amigotes sabe que tarde o temprano tiene los días contados en el sillón de mando. Las multitudinarias manifestaciones ciudadanas en defensa de la sanidad pública y contra los planes de reorganización que promovió el último gobierno socialista de Susana Díaz en Andalucía fue sin duda un causante directo que se la llevó por delante en las elecciones autonómicas del 2 de diciembre de 2018. Este sábado 5 de abril, todos los sindicatos de la mesa de sanidad a excepción del mayoritario, el Sindicato Médico Andaluz, y las mareas ciudadanas en defensa de la sanidad pública salen a las calles de Sevilla en una manifestación que se prevé multitudinaria a pesar de la inclemencia meteorológica. Será el ser o no ser de Moreno Bonilla al frente de la Junta tras siete años de mandato, su particular Rubicón, y la historia reciente está ahí para certificar que la ciudadanía no entiende de siglas políticas cuando le tocan la ‘joya de la Corona’, su sanidad pública.
Llegó a comienzos de 2019 Moreno Bonilla de la mano de la ultraderecha de Vox y de los ya históricos Ciudadanos y replanteó todo el sistema público de salud, con unas recetas liberales bien sabidas ya de antemano, que primaba la política de conciertos con la sanidad privada, una estrategia que en absoluto ha admitido nunca el ejecutivo de Moreno Bonilla ni tampoco le ha dado los resultados previstos a tenor de las incorregibles y abultadas listas de espera quirúrgicas y diagnósticas de Andalucía, que encabezan a nivel nacional las esperas de los ciudadanos y enrojecen a propios y extraños ya sea en el seno del Gobierno andaluz o en la oposición parlamentaria de izquierdas.
🆘💔 Belén perdió a su padre sin asistencia. Elvira murió esperando 2h una ambulancia. Matilde, 3h.
— IU Córdoba🔻 (@IUCordoba) April 3, 2025
🚑❌ Mañana puede ser tu madre, tu hermano, tú. El gobierno andaluz del PP está destrozando la sanidad pública y dejando morir a la gente
¡No podemos callarnos! ✊🔥 pic.twitter.com/0g9sVpR8H3
Tampoco están mejor la atención primaria o determinados hospitales públicos de la comunidad andaluza como el hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva o el comarcal de Riotinto, también en la provincia onubense, con el cierre sin más de servicios especializados imprescindibles para una atención adecuada a miles de pacientes.
La historia reciente de la autonomía andaluza está ahí para certificar que la ciudadanía no entiende de siglas políticas cuando le tocan la ‘joya de la Corona’, su sanidad pública
Moreno Bonilla, su cuestionada consejera de Salud, Rocío Hernández –la segunda en lo que va de legislatura tras el cese de Catalina García–, el goteo incesante de dimisiones de altos cargos, amén del proceso judicial que tiene en vilo al ejecutivo andaluz por los supuestos contratos fraccionados irregulares durante la pandemia, son solo algunas de las goteras que, con poco más que sonrisas displicentes y negando la mayor, afronta el presidente andaluz y su equipo cada vez que se les pregunta por la sanidad pública andaluza.
📣No podemos faltar a la manifestación de #Sevilla MAÑANA SÁBADO
— Maria Angeles Prieto (@mangelesprieto) April 4, 2025
🔴MORENO BONILLA dice q “no percibe malestar” y q la #SanidadPública “funciona mejor q nunca”
‼️No podemos faltar!
‼️Millones de andaluces NO pueden ni quieren PAGAR un SEGURO PRIVADO
📍11.00 c/ José Laguillo pic.twitter.com/J93MRNSLMm
La ciudadanía, los datos estadísticos oficiales de listas de espera, el indisimulado malestar creciente de los sindicatos del sector sanitario y la oposición política de izquierdas en pleno en la Cámara autonómica (PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía) perciben una realidad bien distinta al estomagante mantra que una y otra vez reiteran desde la Junta como un sainete: que Salud tiene el mayor presupuesto de la historia de la comunidad y que la sanidad pública está mejor que nunca. Este sábado 5 se pulsará en la manifestación de Sevilla quién lleva razón, porque la calle siempre sentencia, como ya lo hizo con Susana Díaz cuando puso la alfombra roja a una reorganización sanitaria de la que tuvo que plegar velas y poco más tarde arrepentirse para toda la vida de forma irremisible.
