La supuesta economía circular de la ‘revolución verde’ que preconiza el Gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno Bonilla debe ser el traslado de casi 9.000 toneladas de lodos tóxicos con altas concentraciones de metales pesados como el mercurio, el arsénico o el zinc procedentes de un vertedero incontrolado de la industria de la bisutería de la isla balear de Menorca hasta el polémico y colmatado vertedero de residuos peligrosos de Nerva, en Huelva, a más de 1.300 kilómetros de distancia. No es la primera vez que el ya denominado ‘basurero de Europa’ recibe residuos altamente peligrosos desde largas distancias en un complejo y peligroso traslado tanto en barco como después por carretera, ya que el pasado año la presión ciudadana logró frenar otro envío procedente de Montenegro, a más de 3.200 kilómetros de distancia de donde se ubican las instalaciones de Nerva, tras constatar el Ministerio para la Transición Ecológica numerosas irregularidades en el proceso.
La noticia de este traslado desde Mahón hasta Nerva, anunciado hace unos días por el Govern balear, se ha silenciado completamente tanto desde la Junta de Andalucía como del Gobierno central. La Administración autonómica sigue insistiendo en el mantra del “cierre ordenado” del vertedero de Nerva a pesar de que la empresa que lo gestiona ha solicitado su ampliación para nuevos recrecimientos, que mantendrían activo el vertedero durante otros 30 años más al menos, según las estimaciones del Ayuntamiento de Nerva y de los movimientos vecinales.
Junta de Andalucía y Gobierno central han ocultado y silenciado a la población afectada este nuevo traslado por barco hasta Sevilla
También el Gobierno de España ha participado activamente en esta operación de traslado de las casi 9.000 toneladas de residuos peligrosos que albergará Nerva procedente de Menorca, ya que debe otorgar la autorización al tratarse de un traslado entre comunidades y también al utilizarse los puertos de Mahón y el de Sevilla, desde donde las 8.700 toneladas de fango altamente tóxico llegarán a Nerva en camiones por carretera, atravesando una zona de alto valor ecológico. Además, para contratar el barco que debe trasladar estos residuos se debe poner un anuncio en un portal del Ministerio para la Transición Ecológica de acceso restringido.
El pasado 31 de enero, la Conselleria de Medio Ambiente balear anunció por parte de la Agencia Balear del Agua del “acondicionamiento, retirada y traslado a la península de los fangos de la depuradora de Ferreries”. El conseller de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir, el director gerente de la Agencia Balear del Agua, Guillem Rosselló, y el director general de Residuos y Educación Ambiental, Sebastià Sansó, presenciaron las tareas de ejecución del proyecto de acondicionamiento, retirada, transporte y disposición final de los lodos acumulados en la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Ferreries, procedentes de la actividad empresarial dedicada a la bisutería. Son 8.700 toneladas en total que han traído de cabeza durante una década a los distintos ejecutivos autonómicos baleares hasta que finalmente han conseguido que estos desechos sean trasladados a la Península, una idea originariamente descartada debido a su elevado coste, concretamente al polémico vertedero de Nerva, a más de 1.300 kilómetros de distancia, cuya población reclama el cierre definitivo de estas instalaciones después de 25 años de incontables incidentes medioambientales y todo tipo de promesas incumplidas para la población.
Unas analíticas realizadas por el Govern balear en 2014 a los lodos constataron que contienen una cantidad elevada de metales pesados como el mercurio, el arsénico o el zinc. En un primer momento, el Govern apostó por construir un depósito en las mismas instalaciones para dejar los lodos, previamente tratados y deshidratados. Ante la negativa del ayuntamiento, en 2017, el entonces conseller de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, acordó con el Consell de Menorca hacerse cargo de la retirada de los lodos y el transporte hacia la península.
En este sentido, Rosselló destacó durante la retirada de los lodos del depósito de Mahón que “la Agencia ha podido ejecutar finalmente un proyecto de enorme complejidad con todas las garantías medioambientales y logísticas esquivando toda serie de obstáculos, entre las cuales una primera licitación que quedó desierta y la situación de emergencia producida por la pandemia de Covid-19 que ha retrasado los trámites”.
Rosselló explicó el pasado 31 de enero que preveía que las tareas de retirada y envío a Nerva se completaran la pasada semana y que los lodos se trasladarán en barco, desde el puerto de Mahón hasta el de Sevilla, para llevarlos finalmente en camiones hasta el vertedero onubense.