El próximo martes Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, declarará en la Audiencia Nacional por las diligencias abiertas contra él gracias a los ardides judiciales de Florentino Pérez.
No se puede olvidar la comida que mantuvieron en el restaurante El Telégrafo, cercano al Santiago Bernabéu, Florentino Pérez, Baltasar Garzón, Dolores Delgado, fiscal general del Estado, y el periodista de LaSexta, Antonio García Ferreras y que, según un escrito presentado ante la Audiencia Nacional, podría derivar en «responsabilidades disciplinarias» en el caso de la fiscal general del Estado teniendo en cuenta que es la superiora jerárquica de los fiscales asignados al procedimiento de Tándem.
La representación legal del presidente y consejero delegado de Iberdrola presentó un escrito en la Audiencia Nacional solicitando que la declaración se hiciera de manera telemática. El juez Manuel García-Castellón ha denegado dicha solicitud. Según el auto, al que Diario16 ha tenido acceso, el magistrado ha entendido que «no se aprecia la concurrencia de presupuestos de utilidad para la causa que justifiquen la declaración en el modo que interesa que garanticen su eficacia y validez».
Desde muchos sectores, principalmente desde el mediático que tan bien controla el presidente del Grupo ACS, se pretendió dar a entender a la ciudadanía que Ignacio Sánchez Galán no quería hacer «el paseíllo» en la Audiencia Nacional.
Nada más lejos de la realidad. Diario16 ha podido saber que es todo lo contrario. Galán no tiene ningún miedo a acudir a declarar andando desde la calle Génova o desde la calle Orellana de Madrid, este último, el itinerario utilizado por, por ejemplo, Ana Patricia Botín cuando hizo su «paseíllo» cuando tuvo que declarar en el Caso Popular.
El presidente de Iberdrola sabe perfectamente, por lo ocurrido en diferentes casos y causas, que es muy complicado que los jueces permitan la declaración por medios telemáticos. Galán quiere declarar para demostrar su inocencia y mostrar que toda su actividad profesional se ha caracterizado por una gestión eficaz y transparente que ha llevado a Iberdrola a ser la principal empresa española y un referente en todo el mundo.
Galán pretende demostrar que la «grasa de ninguna mano manchada» podrá ensuciar su trasparente trayectoria profesional y, menos aún, crear dudas en el accionariado de la vigorosa compañía que preside y gestiona con su competente equipo humano con honor y dignidad.
No obstante, Florentino Pérez no acepta que alguien como Galán haya conseguido con su trabajo y gestión que Iberdrola sea hoy la Marca España que más distingue a nuestro país en el mundo. Por otro lado, no ha digerido aún la derrota en su intento de control de Iberdrola hace una década y la gran operación corporativa de fusión con Unión Fenosa que no pudo ejecutar y que ahora, casualmente, intentan retomar fondos internacionales como BlackRock o Norges Bank.
Ignacio Sánchez Galán llegará a la Audiencia Nacional, hará el «paseíllo» con la idea de, además de demostrar su inocencia y la de su compañía por unos hechos que ya fueron archivados por el juez, señalar que, tal vez, fue Florentino Pérez quien, presuntamente, ordenó al excomisario José Manuel Villarejo que le espiara a él.
En concreto, según publicó El Periódico de Cataluña, un informe de Villarejo constata que Florentino Pérez buscaba de manera obsesiva «datos que afecten al presidente de IB (Iberdrola) de manera directa». Además, el documento insinúa que podría haber intentado tener acceso a la valija de documentación confidencial e interna de Iberdrola a través de «una persona de confianza».
El documento de Villarejo afirma que una empresa de investigación privada que trabajó para Florentino en tareas «de estrategia empresarial en lo referido a detectar competencia con información privilegiada y diseño de planes de expansión en el extranjero, es al parecer la que ha señalado esta vulnerabilidad de IB (Iberdrola), al señalar a Seodis como firma con escasa infraestructura, que estaría usando a empresas de mensajeros de tercer nivel que subcontratan a muy bajo costo para labores tan delicadas como la correspondencia y documentación sensible del 'staff' de IB».