No es nuevo que el Partido Feminista (PF) esté en contra de las actuaciones de Irene Montero en la gestión del Ministerio de Igualdad. La oposición contra, por ejemplo, la Ley Trans está siendo furibunda, no sólo por esta formación, sino por todo el feminismo. Ahora se están viendo las consecuencias de la ineptitud consentida por Pedro Sánchez del fanatismo queer de la ministra de Igualdad.
En primer lugar, el Partido Feminista expresa su rotundo rechazo a las manifestaciones de Irene Montero contra los jueces en la aplicación de la Ley del «Sí es Sí». Además, indican que «antes de que esta ley se aprobara, el Partido Feminista se manifestó en contra de su redactado y así lo expresó en un manifiesto del partido y en un artículo de su presidenta Lidia Falcón, y en numerosas intervenciones de las dirigentes. No hacía falta ser un experto en leyes para entender que rebajando las penas para el delito de agresión sexual las condenas dictadas con anterioridad serían revisadas a favor del reo, que constituye un derecho democrático acordado desde hace dos siglos por las legislaciones nacionales e internacionales. Con lo que la ley que pretendía aumentar la protección de las mujeres que han padecido agresiones sexuales se ha convertido en más benévola con los violadores y acosadores sexuales, y deja en la indefensión a una serie de víctimas».
La redacción de esa ley que rebaja las penas a los delitos sexuales, al haber suprimido la distinción entre «abuso sexual» y «agresión sexual» es, para el PF, la muestra de la incompetencia del Ministerio de Irene Montero. Esta modificación ha llevado a que resulte incomprensible que «en nuestro Código Penal se haya eliminado la calificación de violación, entendible por todo el mundo, para sustituirla por agresión sexual, lo que ha supuesto una escala de penas en relación a las diversas agresiones que es un absoluto enredo en el momento de juzgar», afirma el manifiesto.
Según Irene Montero, «no se quería ser punitivo, porque el punitivismo no servía para prevenir esas conductas delictivas». Por eso se rebajaron las penas que estaban previstas para las agresiones sexuales. De esta manera se ha tipificado de manera igual comportamientos muy distintos y se estipuló una escala de penas más amplia, que reduce las penas. «Así se rebaja la del caso de agresión sexual, que en la anterior redacción era de 5 a 10 años y en la actual, de 2 a 6, sin que se entienda la motivación de tal cambio», indica el PF.
Ninguno de los 170 asesores con los que cuenta Irene Montero se dio cuenta de tan farragoso error. Sólo se puso el acento en el consentimiento prestado por la víctima para la relación sexual.
Lo que está ocurriendo con la Ley del «Sí es Sí» es uno de los mayores ridículos jurídicos de la historia de la democracia porque el texto que se está aplicando ha recorrido todas las instancias posibles durante 2 años sin que nadie se diera cuenta del gravísimo error que se ha cometido.
A la incompetencia de asesores, Gobierno, diputados, letrados del Congreso, etc., hay que sumar la arrogancia de Irene Montero quien, sin ser licenciada en Derecho, despreció con soberbia el dictamen del Consejo General del Poder Judicial que ya advertía del riesgo de la aplicación de esta ley. Además, no dudó en televisión en afirmar en repetidas ocasiones que ninguna pena por abusos sexuales o por violación iba a ser rebajada. Montero hizo el ridículo y los violadores están viendo reducidas sus penas o, directamente, están en la calle.
«Ciertamente, sólo cuando el Ministerio de Igualdad –que debería llamarse de la Mujer- deje de estar bajo la potestad de Podemos y de las ignorantes y fanáticas que lo administran, podremos tener esperanza de que se trabaje a favor de las mujeres, utilizando el feminismo con conocimiento, precisión y responsabilidad», finaliza el manifiesto del Partido Feminista.