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Operación Kitchen: Andrés Gómez Gordo alega obediencia y convicción en la legalidad de sus acciones

Agustín Millán
Agustín Millánhttp://pompona22.wixsite.com/agustinmillan
Foto periodista especializado en manifestaciones y actos sindicales. Desde 2011 fotografiando la crisis más dura de la historia moderna. Responsable de redes sociales de la Cumbre Social España. Fotógrafo con 5 campañas electorales entre ellas la de Manuela Carmena y la de Enrique Santiago en IU Madrid.
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análisis

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Andrés Gómez Gordo, exasesor de María Dolores de Cospedal y figura clave en la Operación Kitchen, lanza una vigorosa defensa frente a las acusaciones que podrían encerrarlo durante 15 años. Presentando su versión de los hechos ante la Audiencia Nacional, Gómez Gordo se posiciona en un terreno firme, alegando completa obediencia a las órdenes de sus superiores y un firme convencimiento de la legalidad de sus acciones.

La trama, que parece sacada de una novela de espionaje, se centra en el espinoso caso de Sergio Ríos, el confidente acusado de ser cooptado ilegalmente en un intento de espionaje al extesorero del PP, Luis Bárcenas. Gómez Gordo, desmintiendo cualquier vínculo directo con Ríos, argumenta estar totalmente ajeno al proceso de selección de este para ingresar en la Policía, enfatizando que su única participación fue facilitar un contacto por órdenes superiores.

Operación Kitchen

Mientras la Fiscalía teje una narrativa de sobornos y promesas clandestinas, implicando pagos de 54.000 euros a Ríos de los fondos reservados, Gómez Gordo se defiende describiendo su actuación como un mero cumplimiento de órdenes, lejos de cualquier intención o acción criminal. Este enredo jurídico se complica aún más con la defensa de Eugenio Pino, quien, en un alarde de lealtad a la bandera de la legalidad, niega cualquier irregularidad en la Operación Kitchen, proclamando su esencia legal y necesaria para el interés policial.

Con una trama que implica espionaje, supuestos delitos fiscales, y una lucha por la verdad y la justicia, el caso de la Operación Kitchen se despliega como un complicado tablero de ajedrez. Los actores en este drama, desde el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz hasta el controvertido comisario José Manuel Villarejo, se encuentran atrapados en una red de acusaciones y defensas, cada uno buscando vindicar su versión de los hechos.

La defensa de Gómez Gordo

La defensa de Gómez Gordo, apelando a la sentencia absolutoria, se basa en un principio de obediencia legítima y desconocimiento de cualquier ilegalidad, argumentando que ninguna evidencia objetiva sugiere su participación dolosa en actividades criminales. Este enfoque se refuerza con la insistencia en que sus acciones siempre buscaron alinearse con la ley, una afirmación que ahora se somete al escrutinio de la justicia española.

En este laberinto de legalidad, espionaje y política, el caso de la Operación Kitchen resalta las complejidades y desafíos del sistema judicial, enfrentando la delgada línea entre la obediencia y la complicidad. A medida que el caso avanza, la pregunta persiste: ¿Podrá Gómez Gordo, con su firme creencia en la legalidad de sus actos, navegar exitosamente las turbulentas aguas de la justicia?

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