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El 2024 nos deja más claro que nunca el retorno del “voto al mal menor”

28 de Diciembre de 2024
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Los últimos doce meses han servido para mostrar lo que se nos puede venir de no optar muchos y muchas por votar por el mal menor.

Siempre es mejor votar por opciones con las que estas de acuerdo al 100% pero para gran parte de la población estas opciones o nunca han existido o se han ido deshaciendo como azucarillos en los últimos tiempos.

Muchos votantes hemos vivido nuestra participación en la democracia adscritos a ese principio de votar al mal menor como estrategia de toma de decisiones en el contexto electoral en la que como votantes nos vemos empujados a elegir a la candidatura o partido que sea la menos dañina o la menos perjudicial, aunque no sea lo ideal.

Este enfoque se basa en una visión práctica y realista de la política, donde se entiende que, dado un escenario con opciones poco satisfactorias, la prioridad es evitar el mal mayor.

En nuestro sistema democrático como en la mayoría de los países de nuestro entorno, es difícil encontrar opciones ideales, y las opciones que se nos ponen delante ante cualquier proceso electoral se presentan como un conjunto de alternativas imperfectas o insuficientes. En este contexto, el optar por hacer uso de un voto más pragmático busca minimizar los daños posibles, eligiendo el candidato o partido que, dentro de las opciones disponibles, ofrezca un menor impacto negativo.

En los últimos tiempos y con el retorno de opciones que directamente halagan antiguas dictaduras e ideales fascistas, como votantes nos vemos empujados a elegir al mal menor para proteger nuestros intereses fundamentales, como la estabilidad económica, los derechos humanos, o el bienestar general y este voto sin ninguna duda puede ser visto como una forma de garantizar que no se retroceda en conquistas sociales o políticas que ayudaron a nuestras sociedades a progresar.

Ante la creación de múltiples partidos nuevos y que en ocasiones representan los dos polos opuestos del arco parlamentario hacen que la mayor parte de la ciudadanía a la hora de votar tire por el camino del medio, optando por dar su papeleta al partido mayoritario que consideren el mal menor para neutralizar la alta polarización política, donde las alternativas parecen extremas o radicales. Frente a un panorama donde las opciones disponibles no satisfacen plenamente, los votantes pueden optar por elegir lo que consideran la opción "menos peligrosa" para evitar un cambio drástico que perciben como negativo para el país.

Los pragmatismos y las utopías por las que votar espero que puedan llegar en los lustros venideros, pero en 2025 hay un objetivo que no ha de minusvalorarse y es el de mantener a la extrema derecha patria lo más alejada del poder que se pueda.

2024 ha servido para ver como muchos gobiernos autonómicos se descomponían de manera formal por las discrepancias entre la banda de Abascal y el partido de Núñez Feijoo. Aunque estos partidos han formado coaliciones en varias regiones de España, estas coaliciones han sido marcadas por tensiones internas, y en algunos casos, la relación ha saltado por los aires como resultado de discrepancias ideológicas y políticas…o quizás sea un paripé para seguir con sus estrategias políticas y no haya en realidad gran diferencia entre los que unos y otros representan.

En las elecciones europeas hay que lamentar la entrada de un partido nuevo representando a los ultras y parece que estas tendencias se están imponiendo entre muchos nuevos votantes.

Los experimentos fuera de vuestras fronteras nos han mostrado desde la distancia lo poquito que hizo Bolsonaro o siguen haciendo Urban, Meloni y Milei, y ninguno de estos gobiernos han logrado ser referencia de nada a nivel mundial.

El experimento argentino con un presidente que ha llegado al poder sin ningún tipo de idea de gobierno y con un único objetivo de quemar el Estado y las estructuras que lo sostienen no han dado los frutos que los ultras que lo apoyaron esperaban.

El sistema de pensiones y de ayudas estatales esta siendo derruido y todo lo que huela a “público” está siendo objeto de recortes sin ningún tipo de sentido alguno.

La dolarización de la economía no se acaba de llevar a cabo y ahora esperan simplemente a que Trump llegue al gobierno en EE. UU. y de alguna manera eche alguna mano a un Milei que da vergüenza ajena y no se ha aupado como líder mundial de ninguna ideología…le faltan ideas para liderar ideología alguna.

En 2025 podríamos vernos abocados a algunas elecciones autonómicas y serian una ocasión para intentar echar de nuestras instituciones a los ultras y que se queden fuera de los parlamentos autonómicos…que sigan con sus medios de “descomunicación” y sus desokupas y chiringuitos varios, pero dejen la política a quien quiera de verdad aportar ideas para mejorarnos como país y sociedad.

Creo que queda mucho tiempo para que vuelvan a surgir nuevas propuestas que ilusionen de nuevo y que traigan savia nueva a nuestra política, y que esta savia nueva no coja tan rápido el apego a los sillones y a los puestos en ministerios. Quizás sea mejor que las nuevas propuestas que puedan surgir apoyen desde fuera de los futuros Gobiernos para poder tener una mayor independencia y puedan de verdad centrarse en trabajar por llevar propuestas que representen a sus electorados.

Por otro lado, y tras el discurso de Felipe VI quizás llegue el momento de que algún Gobierno tenga el valor de dejarnos elegir si este sistema es el que deberíamos tener. El discurso de este año va dejando más claro cuáles son los intereses de la casa real y ha entrado a opinar sobre temas como el de la inmigración, con unos intereses que a mi se me escapan pero que dan mucha munición a los millones de cuñados con los que nos toca compartir las cenas navideñas.

Que la monarquía vaya incrementando su presencia y discurso político es grave y quizás va llegando la hora de replantear el valor de la monarquía 5 décadas después de sernos impuesta.

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