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Observamos con perplejidad –cabe preguntar quiénes estamos perplejos y quiénes les apoyan– cómo representantes cada vez más conservadores y machistas van ocupando los puestos de poder. Las reivindicaciones de las mujeres, la lucha por la igualdad y, de paso, los fondos públicos dedicados a esto van desapareciendo.Paralelamente, aprovechando el espacio nada inocente de las redes sociales, se multiplican las expresiones públicas de odio. Odio hacia las mujeres, odio hacia los homosexuales, odio explícito, público y siempre escondido tras un mote.Sirvan los ejemplos tras la muerte de Bimba Bosé. https://twitter.com/No_Soy_Lalito/status/823552074549841920?ref_src=twsrc%5EtfwEntiendo el espacio de la calle, a cara descubierta, como un escenario valientefrente al espacio cobarde de las redes. De ahí que la calle se convierta –vuelva a convertirse– en el lugar adecuado para que las mujeres salgan a protestar, a gritar y ventilar la muerte, los golpes, los insultos y amenazas, el desamparo por parte de las administraciones públicas. Sucedió en España con la convocatoria de la Marcha del 7N.Quizás, con todo esto alguien se vuelva a plantear aquello de “ocupar los espacios públicos”. O quizás solo es nostalgia.***
Mañana seguiremos informando.