"Si el pueblo elige por plebiscito a un déspota para gobernarlo, ¿sigue siendo libre por el hecho de que el despotismo haya sido su propia obra?". Herbert Spencer
El grito del epígrafe, evocador del de Penélope al Almodóvar tras la concesión del Oscar, no va dirigido a alguien famoso, tras algún éxito, sino al mentecato autista político que ha hecho de la sordera su engolado estilo retórico de gobierno, y que conduce a la Sociedad Civil, mediante la Deuda Pública, la desorbitada inflación y el maltrato demencial a la Economía Primaria, hacia espirales de pobreza creciente. Nos referimos, por supuesto, a quien está a punto de sucumbir en su penúltimo acto electorero, previo a las Generales, al impresentable y nefasto Noesnoperosí Perro Sánchez, presidente por accidente. Parece que oye, sin jamás escuchar. Diríase que ve, aunque nunca mire. Personifica la obediencia a poderes transnacionales, burlando todo simulacro de Soberanía del Estado. Representa la inanidad en política exterior paralela a la arbitrariedad parajesuítica, la de un fantoche que hace demasiado tiempo renunció a aparentar una mínima decencia en la responsabilidad de su cargo.
Y no lo decimos por cuando 'trabajaba' desde la oposición madrileña a las órdenes de Trinidad Jiménez, en el equipo de la después ministra de AA, porque podríamos imaginarlo sin dificultad tras llevarle el café a la citada malagueña de tronío, dándole una cachetadita esta a él con la confianza de camaradas en su culito de trepa respingón. Hasta alcanzar el bigardo las mieles de la consejería de Miguel Blesa en la Asamblea General de Caja Madrid, cuando aprobó por tres veces las grandes emisiones de 'preferentes'. No, aludimos a la absoluta falta de escrúpulos formales democráticos del murcianico guaperas del barrio de Tetuán, renaturalizado en Pozuelo de Alarcón, municipio con la mayor renta per cápita del Estado. No hay duda, lo suyo va por avecindarse entre obreros, y compartir por las mañanas en el almuerzo la tocineta y la bota de vino peleón si fuere menester. El primer Pablo Iglesias, no su compinche el Sincoleta impostor vendido de la mamandurria, si acaso mencionan el nombre del desaprensivo lorquino al frente hoy de su partido, mutado de socialista en neoliberal tras Suresnes, aquel gran revolucionario ahora burlado fundador de la UGT y el PSOE, se revuelve en su tumba.
Recordemos que en 1975 los ciudadanos españoles saharauis tenían sendos números del DNI y de la Seguridad Social. Al haber permitido el rey de Franco - ese Campechano I con residencia fiscal en Abu Dhabi - la ilegal invasión del Sáhara administrado por Madrid, los procesos de reconocimiento para la descolonización por la ONU y el traspaso de poderes legítimos, quedaron truncados, por mucho que los prepotentes bocazas Trump y Netanyahu acicateen las pajas mentales del sultanito y su tropa lamebotas de siervos del faraón con fez. Ese limbo jurídico, adverso a la ONU, de ningún modo puede solventarse ahora repitiendo consignas del Pentágono... ni serias, ni creíbles, ni realistas, acerca del invento de una improbable 'autonomía' sahariana futura, en el coercitivo marco del absolutismo megalomaníaco jerifiano más falsa que un dirham de plástico.
La renuncia del autócrata Periquito Sánchez a una política de Estado de casi cuatro décadas, motu proprio, de espaldas a su consejo de ministros pisoteando los derechos del Pueblo saharaui, sin dar la menor explicación sobre el porqué, interpelado una y otra vez en sede parlamentaria o a la prensa, esa mezquina fechoría ha traspasado todas las líneas rojas. No queda otro camino que aclarar este desafuero por vía judicial, cuando dimita el fracasado Sánchez tras su último planchazo en las Generales. ¿O ya el gravísimo delito de Traición, por flagrante irresponsabilidad atentatoria contra la Soberanía del Estado, al que pone en enorme riesgo por injerencia de gobiernos extranjeros fuera de la UE, dejó de existir en el Código Penal? El inalienable Derecho a la Autodeterminación del Pueblo Saharaui siempre ha sido una seña de identidad de la Izquierda. Anteponerlo con grosera desaprensión por el ansia compulsiva de los sociatas y sus rojipardos lacayos, de chupar de los cargos, pudre cualquier mínima y esencial formalidad democrática.
Consecuencia de esa degeneración está siendo, al igual que en una república bananera, la compra de votos por correo, que ha comenzado a detonar en Melilla, y en metástasis vergonzante se extiende por otros puntos del Reino, dejando la propia Monarquía Parlamentaria a la altura de una babucha, y la Constitución ultrajada al nivel de papel de váter. Los posibles chanchullos, o plegarse a las quizá extorsiones y chantajes de la tiranía imperialista y corrupta de Rabat, provocan por contagio esta podredumbre. Quien se acuesta con fascistas, así vistan con chilaba o corbata, cagado se levanta. Se empieza por ignorar el genocidio saharaui y rifeño, se omite la autoadjudicación en plan Putin de la pantomima de parlamento marroquí, sobre aguas territoriales o espacios aéreos ajenos con desprecio a la legalidad internacional, da igual que las colonizadas ciudades andalusíes ocupadas de Fez y Tetuán se vean empujadas a la miseria de la emigración, y al final la infección totalitaria se torna irrespirable.
El problema que reviste mayor gravedad apunta hacia que, al desestabilizar el Magreb en su conjunto por el armamentismo cebado por Washington y Tel Aviv, no queda más remedio que ejercer con decisión una respuesta muy firme de la Sociedad Civil, con el objeto de disuadir a los halconcitos del majzen (su pútrida casta) de que nos arrastren a un próximo conflicto armado. Instamos a que todos los ciudadanos estadounidenses, los cómplices de esta brutalidad criminal, sean declarados tácita o públicamente personas non gratas (yanquis go home!). Los enclaves gringos de Rota y Morón están al servicio del expansionismo de la dictadura marroquí y sus sicarios, deben marcharse para siempre (la OTAN nos sobra aquí, no garantiza la protección de las Ciudades Autónomas, aunque sí lo haga sin mucho interés el Sistema de Defensa PESCO de la UE). Se hace necesaria una gran base naval en el Archipiélago Canario, complementaria a la aérea de Gando, dotada para operaciones anfibias y submarinas. Reiteramos, sin efectiva capacidad disuasoria la guerra y sus terribles secuelas son inevitables. Las amenazas a las ciudades califales de Ceuta y Melilla, anteriores a su imperio almohade - el precedente almorávide tiene por centro a mauritanos y saharauis, por mucho que fabulen algunos acomplejados en su miope arrogancia -, toda agresión contra ellas es como si violasen de modo terrorista cualquier ciudad del Estado español.
Por toda la paranoia señalada de la camarilla, con vocación sanguinaria, que detenta el gobierno despótico del sátrapa del sur, exhortamos al incesante apoyo por todos los medios a los Movimientos de Liberación Saharaui y Rifeño, y si prosiguen en esta ciega deriva cafre deberemos volcarnos a confraternizar mucho más con Argelia y Túnez (alrededor de la tercera parte de su población es de origen andalusí y en ningún momento, rehenes de la ignorancia como los siervos del faraón coronado, nos han ofendido a los andalusíes autóctonos peninsulares con el olvido de nuestra identidad, al falaz revisionismo pseudohistórico nacionalista barato de los tentáculos del majzen). Solicitamos de nuestros hermanos del exilio en Argelia, Túnez o en los territorios de nuestra Diáspora donde se hallen, el amparo y la protección frente a esta barbarie criminal, inhumana y cobarde, actuando en comandita los buitres sin escrúpulos de Rabat y Madrid.
La Puerta Califal de la invicta Ceuta, aún en pie, no se rinde. Envidia del mar, ante las Murallas de Melilla, la indomable, los fatimíes de oriente se postran, la Alcazaba de Almería y Gibralfaro sienten celos por tu inmenso valor. Puede que en vano anhelen domeñaros gerifaltes palaciegos o hediondos presidentuchos sin dignidad, de una u otra orilla, pero el palpitante Corazón de Al-Andalus late libre en cada una de nuestras calles, en cada gota de sangre amasij y latina de tan nobles gentes, estirpe de héroes, cuya Luz no se extinguirá jamás...