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Hace ya un tiempo que traté de poner en marcha –sin éxito– una campaña en la que pedía a las mujeres embarazadas despedidas que dieran el nombre de aquellos que las despidieron. No había en ese empeño un ánimo –por otra parte, nada reprensible– de revancha, sino la certeza de que, si nombramos a aquellos que nos despiden gestando, no volverán a hacerlo con otras.Por eso, de nuevo:El director de ADN, cuando me despidieron, se llamaba Albert Montagut.El editor del diario, cuando me despidieron, se llamaban José Sanclemente.***
Mañana más. Aquí seguiré, haciendo amigos.