Mi nombre es Nicole Segura Bardales y soy una estudiante de primero en el ciclo de grado superior de Dosimetría y Radioterapia. Soy una persona enérgica y entusiasta que le gusta ayudar a los demás. Me gustan los deportes, especialmente el taekwondo, y también disfruto leyendo y escuchando música. Intento siempre tener una sonrisa cálida en el rostro y rodearme de amigos y familia. A veces, soy un poco tímida, pero también amable y extrovertida.
Un día, en el mes de abril, se me dio la oportunidad de conocer un tipo de reto que no pensé que llegaría a marcarme tanto como lo hizo. Antes de ese reto, mi vida era la más típica: yo era una joven desinteresada por el mal uso de la tecnología en nuestra sociedad.
En el momento de entregar el teléfono, mis sentimientos y emociones eran confusos. Sentía curiosidad por saber cómo reaccionaría durante esos días; miedo, por no estar comunicada; e incluso un poco de alivio, porque tendría un momento de desconexión sin tener que pensar en problemas ni cotilleos.
Puedo decir que lo más difícil para mí fue estar sentada en el autobús de camino a casa o a clase y no poder escuchar música ni ver algún video de TikTok. Sin embargo, gracias a eso, conocí mejor a quien ahora es mi amiga y compañera de clase, aprecié la bella naturaleza que nos rodea y me di cuenta de que la mayoría de la gente en el autobús, el metro o cualquier otro transporte está tan pendiente de lo que pasa en sus pantallas que parece que se olvidan de la realidad.
Por otro lado, puedo afirmar que estar desconectada de todo fue de lo más divertido y productivo que me ha pasado. Utilicé esos días para estudiar, ver películas, hablar con mi familia e ir al teatro. Es cierto que hubo momentos en los que deseaba tener el teléfono, como cuando necesitaba coger el autobús a tiempo para no llegar tarde. Eso sí que era todo un reto para mí. También fue la semana en la que hice más sudokus en toda mi vida.
Estoy orgullosa de haber logrado pasar toda la semana sin teléfono. Puede parecer fácil al escucharlo o leerlo, pero cuando realmente estás en esa situación, todo cambia y te das cuenta de que dependes de ese aparato mucho más de lo que imaginabas.