No se ha muerto y alguno ya busca sucesor

05 de Marzo de 2025
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No se ha muerto y alguno ya busca sucesor. cardenal muller

«Quien entra Papa en el Cónclave sale cardenal» es un dicho frecuente en el Vaticano. Esto no empece para que alguno se esté dejando ver más de lo habitual y algunos están haciendo listas de los “suyos” como los perfectos candidatos. Todo ello con el actual pontífice vivito y coleando, con respiración asistida en el Gemelli, pero con vida y ganas de pelear. Cierto que los últimos episodios no son halagüeños pero ahí sigue pese los buleros hayan afirmado que ya está muerto y que lo iban a anunciar ayer.

Curiosamente los bulos sobre la salud del papa Francisco y las promociones de algunos cardenales salen todas del mismo entorno: los tradicionalistas apegados al trumpismo. Ya han declarado la opción del cardenal Robert Sarah, un magnífico teólogo que puso en un aprieto a su adorado Benedicto XVI, o la del cardenal alemán Gerhard Müller. Por no hablar de las voces que surgen desde la Renovación Carismática (ese movimiento con sabor a protestanismo) que señalan que los cardenales que opinan libremente deben ser considerados herejes y no participar en el futuro Cónclave, como ha afirmado Ralph Martin.

El cardenal Müller, quien se ha mostrado incapaz de convencer a sus propios compatriotas obispos en Alemania, acude a una entrevista con Life Site News —conocida página del trumpismo mentiroso, si alguien quiere ser ascendido igual debería cuidar los lugares en los que habla— para opinar sobre la situación de la Iglesia católica en el mundo y el perfil del próximo pontífice. Un perfil que suena demasiado a sí mismo, claro.

Ha afirmado cosas muy comunes como que el siguiente no dejará de ser el sucesor de san Pedro y que los pontífices deben dejarse aconsejar por los cardenales tal y como hizo san Pablo al abroncar a elegido por Jesucristo sobre las costumbres de los bautizados no judíos. Doctrina, sinodalidad y teología clásica. Nada nuevo y nada malo, salvo la puya a Francisco por no dejarse aconsejar… por él y sus amigos, obviamente —se dice, se cuenta, se rumorea que prefiere a las gentes de san Egidio—. Ahora bien la visión que tiene del mundo, o bien es producto de un aislamiento completo, o bien no conoce la doctrina pontificia, o bien es producto ideológico —algo que dice en la entrevista que se debe evitar, aunque repite cual papagayo lo que dicen los trumpistas o populistas mundiales—.

Afirma el cardenal que el mundo se encuentra ante un enorme peligro, no sólo por el anticristianismo que existe sino por: la expansión y aumento del marxismo. ¿Qué? ¿De dónde saca este hombre que se expanda el marxismo? La verdad es que los demagogos populistas y trumpistas siguen anclados, muchos más que los tibios gobernantes europeos, en la época del Telón de Acero. ¿Expansión del marxismo? Pero ¿quién es marxista hoy en día si toda la política y los análisis sociopolíticos son puro antimaterialismo? De hecho los únicos materialistas que quedan son los neoliberales o libertarios, es decir, los que mandan hoy en día (versión derecha o versión izquierda). La supuesta izquierda, que es tan capitalista como la derecha, está a cosas subjetivas completamente como los penes lesbianos, la lucha por los derechos de cualquier minoría que no pase del 0,8% o el gayliberalismo cultural. ¿Dónde ve este hombre que el marxismo sea referencia? Salvo que tenga una visión distorsionada de la sociedad por una ideología ultramontana, hoy marxistas, cuatro.

También existe el peligro del movimiento verde, esto es, el ecologismo. Cierto que el “ecologismo coñazo” o derivado de la coalición dominante es dramático en muchas ocasiones, sin un respaldo científico, pero de ahí a verlo como un peligro para la humanidad hay un salto… y no haberse leído las encíclicas papales de Juan Pablo II y otros. En su primera encíclica (Redemptor hominis), Juan Pablo II —al que todos los tradicionalistas y conservadores consideran como el último pontífice suyo— ya expresó su preocupación por el abuso que el desarrollo capitalista estaba haciendo de la naturaleza, algo donado por Dios al hombre y con el mandato de cuidarlo: «La explotación de la Tierra y el desarrollo de la técnica no controlado llevan muchas veces consigo la amenaza del ambiente natural del hombre, lo enajenan en sus relaciones con la naturaleza y lo apartan de ella. El hombre parece, a veces, no percibir otros significados de su ambiente natural, sino solamente aquellos que sirven a los fines de un uso inmediato y consumo».

Pablo VI también hizo, ya en 1971, una defensa de la naturaleza y el ecologismo: «Debido a la explotación inconsiderada de la naturaleza, la humanidad corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación» (Octogesima Adveniens). El “papa verde” como algunos tildaron a Benedicto XVI ya expresó su preocupación en Caritas in veritate donde previno del peligro de dejar que el hombre destruya la naturaleza por ese ánimo consumista que le es connatural hoy en día, una pérdida de amor por lo que le rodea, sea humano, animal o vegetal. Como Müller cree que la infalibilidad papal es verdadera en cuestiones de doctrina, y las encíclicas son doctrinales, ¿es un hereje por no aceptar la cuestión ecológica? Según su colega Martin no debería acudir al Cónclave, pero, claro, para ellos las advertencias pontificias de cosas como ecología son chorradas.

Tiene razón en advertir del peligro del genderismo o el transhumanismo, pero calla con otros peligros que los pontífices anteriores sí señalaban, como el desarrollo capitalista e individualista. Será porque es alemán, aunque alemán es el obispo Georg Gänswein (nuncio apostólico en Lituania, Letonia y Estonia), quien ha sufrido además la ira de Franscisco, y reza por el pontífice todos los días y es un claro defensor del pontificado de Ratzinger incluyendo esos aspectos que elude el cardenal alemán.

Lo más interesante de la entrevista es el perfil que diseña para el próximo pontífice. Deberá no ser una continuación de lo anterior. Desde luego no un Francisco 2, ni un Benedicto 2, ni nada por el estilo, sino un nuevo pontífice que vuelva a las esencias de dejar de lado la modernidad o el conservadurismo y fijar toda su mirada en Cristo para la unidad de todos los cristianos. Los papas no tienen capacidad de fijar su propia doctrina sólo existe la doctrina de Jesús, la cual se puede interpretar, afirma. Algo que choca, esto último, con lo anterior. Si la interpretación de la doctrina del Altísimo va en una dirección u otra ¿es válida o no? ¿Depende de lo que piensen hunos y hotros? ¿Qué ocurre con la inculturización que recomendaban los padres conciliares? La infalibilidad papal no es doctrina de Jesús pero sí de la Iglesia ¿se elimina? Muchas contradicciones.

La realidad es que Müller podría haber dicho que hay que olvidarse del Concilio Vaticano II y volver a otra cosa, aunque no sea Trento. Pensándolo bien los padres conciliares afirmaron que era necesario volver a leer a los primeros padres de la Iglesia, como también lo dijo muchas veces el cardenal Ratzinger y ha sido seguido por numerosos estudiantes de teología, sean presbíteros o simples obispos. Eso de la pura letra de los evangelios huele más bien a luteranismo, a protestantismo, a individualismo, a otra cosa que no es lo católico en sí. No parece que el cardenal alemán se venda muy bien para quien tiene un conocimiento mínimo de las cosas teológicas y doctrinales. Y los cardenales saben de eso, seguro. Luego está el mal gusto de hablar de posibilidades estando el otro en el Gemelli.

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