No son los bots (o robots) que tuitean el mismo mensaje de manera compulsiva, aunque en algo se les parecen; ni son los jetas que copian un mensaje que parece tener tirón para hacerse los inteligentes (no lo son); sino personas normales y corrientes que replican las noticias de otra persona y/o tema sin discriminación alguna. Las hay de la política —famosos son los sugus del PSOE, los carromeros del PP y los abascalitos de Vox— y las hay en el mundo del fútbol. Las primeras se dedican a lanzar el mismo mensaje que les han ordenado desde la cúpula del partido; las segundas van saboteando los artículos, los vídeos en directo o los tuits de periodistas para hacer ver que informan.
El problema es que cuando hay muchos, en la política bastantes, acaba cualquier usuario por cansarse y no creerse nada de lo que dicen. Al final se generan bucles de cansinos políticos que acaban enfangados o retuiteados solamente por ellos. Digamos que se hacen una orgía de los “me gusta”, los retuits y las impresiones que son siempre las mismas, los de ellos y ellas. De vez en cuando pueden aparecer por las pantallas de la gente común y corriente pero ya están curadas de espanto y ni caso. El problema son los replicantes futbolísticos en estas épocas de mercado, los cuales llegan a ser cansinos, pesados, agobiantes, especialmente cuando no hay noticias que dar.
En el caso interminable del intercambio Chelsea-Atlético de Madrid llevan sin filtrar noticias, levemente cuando interesa algún tipo de presión, desde hace una semana. Los replicantes se lanzan a replicar cualquier noticia que aparece en cualquier soporte. Si un inglés raro dice algo, lo replican. Si un insider que no tiene información se inventa algo, lo replican. Si los broccos se pasan toda una semana dando la misma información porque les han cortado el suministro, la replican cada vez. Así hasta generar un continuo de informaciones que no informan nada y son la misma día tras día. Y esto es insoportable.
Porque, para las gentes que puedan estar interesadas en la información, es un constante bombardeo de no-noticias sobre el mismo tema. Los replicantes no llegan a discriminar la información, sueltan lo primero que ven por ahí y la esparcen como si fuese novedosa. Por mucho que lo haya dicho otra persona más, que se nota que no tiene información alguna, ya no es noticia. No interesa. Estás cansando a la gente. Están, incluso, molestando a las personas. Y cuando hay una noticia, además, ni un enlace al artículo escrito donde se haya ofrecido. Con suerte ponen el nombre del periodista. Con suerte no han sacado de contexto la noticia. Con suerte no les picará un moscardón en los dedos para que dejen de cansinear.
No, el periodismo no es replicar doscientas veces la misma noticia porque eso indica que no hay noticia. Ni te vas a hacer famoso, ni nadie te va a pagar un dinero por copiar cosas. Ni has dado un exclusiva porque no tienes ninguna fuente, salvo la de tu barrio/pueblo y está seca hace diez años.