Sánchez el corneador

20 de Julio de 2024
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Sánchez el corneador

A su señora seguramente no, pero a los demás no hace más que ponerles los cuernos. Pedro Sánchez es el mayor corneador de la política española en democracia. No ha habido principio, ética, promesa o partido político al que no le haya puesto los cuernos con el primero que ha pasado por allí y le venía bien a él. Más que un pistolero, como dice Arturo Pérez Reverte, es un infiel por naturaleza.

Cada día es más complicado entender a quienes le escriben los discursos en Moncloa. No es que hagan uso de los chistes fáciles o las tonterías más diversas (tampoco da para más el jefe), sino que se lanzan a señalar en los demás partidos y personas defectos que son perfectamente aplicables a su sanchidad. Ayer se reía en la cara de Alberto Núñez Feijoo por la ruptura con Vox. Le hacía las chanzas sobre la duración de la ruptura amorosa con la “ultraderecha”. Él, justamente él, que se ha encamado con todo lo más infecto que hay en el país: la ultraizquierda, los secesionistas, los etarras y un señor de Teruel que acabó destrozado en su casa.

Cuando le vino bien, se fue a la cama con Pablo Iglesias y Podemos. Llegando incluso a nombrar un gobierno con personas que, no hace tanto, le quitaban el sueño por las noches. Igual esos días iba bebido como un inglés en Magaluf y no se fijó si la chica era guapa, fea o lesbiana con pene. Pero en esa relación se quedó hasta que le vino mal y cambió por otra pareja, que era casi la misma pero mucho más pija (si es que esto es posible). Mientras tanto hacía intercambios de pareja con ERC, Junts, Bildu y el PNV, que como todo el mundo sabe son de lo más moderado y tranquilo. Le gustaron tanto que les facilitó todo lo posible salir de las cárceles a quienes habían cometido delitos.

Ahora, toda vez que se ha pasado por la piedra a casi todo el arco parlamentario, igual quiere saber si Feijoo rompe con Vox para encamarse con ellos, retozar en una bandera española y pedir que Tejas vuelva a España. Con Donald Trump intentó encamarse pero el antiguo (y casi próximo) presidente estadounidense tiene mucha más calle que Sánchez. Ahí falló el tiro y miren que le persiguió por todos lados llegando a dar asco por el acoso sexual que realizaba. Un #MeToo le faltó pedir a Trump. Como cuernos le pone a sus propios militantes o presidentes de comunidades a los que ha negado el dinero de cuestiones tan necesarias como la Dependencia.

Y todo ello cuando está regando de millones (para la digitalización ¿de qué?) a los medios de comunicación y así poder comprar voluntades; cuando está a punto de montar un consejo de censores —donde se colocarán todos los periodistas que le lamen los zapatos (se ve que el fetichismo también es una de sus parafilias)—; cuando él ha sido el primero que ha llamado a periódicos para quitar artículos que no le gustaban o que desvelaban sus estrategias (que luego eran tal y como se explicaban). Usted puede encamarse con quien le deje, pero para sodomizar a los españoles lo suyo es pedir permiso y no utilizar la ley para ello.

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