Si usted es de ese tipo de madridistas que, tras la paliza del sábado no ha querido ni leer, ni ver, ni escuchar medio de comunicación alguno el domingo y esto es lo primero que cae en sus manos, se sorprenderá de lo sucedido en el partido. Tras finalizar el partido, más allá del ambiente de funeral que había, ningún medio de comunicación, ningún político, ningún amanuense blanco hizo referencia al lanzamiento de objetos en el segundo gol de Lewandosky, ni de los insultos racistas y xenófobos producidos en el estadio Santiago Bernabéu. Nada de nada. Ni un solo rumor de que algo se podía haber producido en tan magno sitio.
Lamine Yamal tan solo había marcado el tercer gol y nada le habían dicho. De hecho alguno de esos que se arrastran para seguir pagando facturas de la casa hablaba del magnífico ejemplo que se había dado en la celebración del gol del internacional español. Sin embargo, las redes sociales estaban llenas de denuncias de insultos racistas y xenófobos contra los jugadores del equipo blaugrana y de denuncias de lanzamientos de objetos. Mientras la mayoría de medios lloraban sus penas, salía vídeo tras vídeo incluyendo más y más insultos y actos graves.
No fue hasta que el Real Madrid, cerca de las 11 de la mañana del domingo, emitió un comunicado cuando los periódicos comenzaron a sacar algunas notas sobre el tema; cuando La Liga decidió exponer que se pondría en manos de la Fiscalía lo sucedido; y, ya después del almuerzo, el Consejo Superior de Deportes y la mininistra Pilar Alegría sacarían algún mensaje denunciando los hechos. Hasta que el tito Floren no marcó el camino nadie, absolutamente nadie (salvando los medios blaugranas, valencianistas y rojiblancos, que es casi como decir nadie), se dignó a señalar lo sucedido. Todo eran débiles análisis del partido. Débiles porque tampoco era cuestión de reconocer el “apalizamiento” recibido por un equipo lleno de españoles frente a otro, gloria de España, lleno de extranjeros.
Habían pasado un mal postpartido y una mala noche pensando cómo controlar las informaciones pues los blaugrana habían pintado la cara a los de blanco. También había que callar las denuncias de las redes sociales, pero eran tantas y tan graves que ni el Real Madrid se atrevió a ocultarlas. Eso sí, las notas y los reproches que se han escuchado y leído, además de breves, han sido realmente tibios. Los comunicados oficiales del gobierno simplemente condenan a toda la sociedad española por el racismo, los presentadores famosos hablan en tercera persona, no parece que se haya producido en un estadio de fútbol de Madrid pero que no se llama Metropolitano.
Se ha pasado de calificar de nazi a toda una afición, la cual debería desaparecer del fútbol, algo sobre lo que llevan tres semanas hablando, a ser culpa de la sociedad y dos o tres imbéciles. La afición madridista desaparece del panorama para transformarse en sociedad. El estadio que ha tenido clausurada una grada por tirar tres mecheros al campo es mucho peor que ese coliseo donde se han tirado objetos y se han llamado “putos negros” a dos jugadores blaugranas, el cual, por supuesto no verá cerrada su grada, ni habrá una amenaza con cerrar dos semanas el estadio. Un mechero, ya saben, es peor que el racismo.
Se utilizó al Atlético de Madrid para tapar miserias propias, más allá de la conducta reprobable de esos aficionados, del Gobierno (casos de corrupción, nepotismo...) y del Real Madrid (estadio sin licencia, deuda enorme…). Se ha venido intentando dar una lección con el equipo que viene molestando al duopolio español del fútbol y a favor de quien maneja el cotarro. Casos mucho más graves (atizar a un árbitro con un vaso) se han dejado asar porque son de equipos menores, de esos que no molestan. Ahora, empero, les viene el bumerán de vuelta a darles en todos los hocicos. Porque hasta que el escándalo no ha sido supino y ha dado el paso el tito Floren todos estaban callados. Todos.
Ahora ni se cerrará el Bernabéu, ni Gallego & Rey sacarán una viñeta calificando a los aficionados del Real Madrid de nazis, ni se sacarán editoriales criminalizando a Pérez y sus aficionados, ni habrá propuesta de cierre por cuatro partidos, ni nada por el estilo. La realidad es que la Justicia no les importa —cabría preguntarse si la violencia y el racismo lo hacen—, solo quién sea el culpable. Alegría y Uribes ya han criminalizado a la sociedad (muy en plan Siniestro Total) y aquí paz y después gloria. El tito Floren les marca el camino y todos obedecen. Es tan obvio que asusta porue si esto es así en lo que se ve ¿qué será en lo que no? De momento, en La Marea, ya mostraron como les da a PP y PSOE casi un millón para sus fundaciones. ¿Cómo no van a tragar con lo que sea por asqueroso que sea?