José Barrionuevo y Rafael Vera fueron condenados, además de como gestores del GAL, por la malversación de fondos reservados. Unos fondos que fueron destinados a la lucha antiterrorista, a pagar sobresueldos a algunos implicados en la guerra contra ETA, a tener detalles con las familias de los altos mandos que se jugaban el cuello todos los días… Una situación que de producirse hoy, si no fuesen tan hipócritas y arrastrados, sería aplaudida por la gran mayoría de la derecha social española —ya dijo Fraga: «Del GAL no se dice nada» porque algo sabía él, además que era respaldado por la gran mayoría del pueblo español hastiado de los asesinatos—.
En aquella condena por los fondos reservados no pudieron demostrar con ningún tipo de pruebas —¡ojo a la apreciación!— que se llevasen los altos cargos el dinero. A Vera le incautaron una propiedad porque seguramente la tendría por algo que no habían logrado demostrar en el juicio —para que vean que los jueces se pasan el derecho procesal por los dídimos—. Aquello parecía el peor mundo y la mayor fechoría cometida. Luego vendrían Gürtel, los fondos B y toda esa porquería del PP que parece que nunca hubiese existido y que sí enriqueció a muchísimos altos dirigentes del PP y sus gobiernos. Ahí tienen a la mayoría de sus exministros empurados. Ahí los medios miraban un poco de lado porque empezaban a depender de los fondos publicitarios de lo público para funcionar.
Todo esto tuvo sus consecuencias: Felipe González cayó; Mariano Rajoy cayó. Hoy nadie cae cuando la situación es muchísimo peor, cuando menos, en términos éticos. Hoy, presuntamente, toda la mierda que está saliendo sobre posibles casos de corrupción no son de subordinados aprovechados, no, salen de un único sitio: Pedro Sánchez. Son el núcleo irradiador del partido sanchista los que parece que se lo han estado llevando crudo. Desde la esposa del presidente, Begoña Gómez, a sus manos derechas, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, pasando por el hermano al que supuestamente colocó y que ha provocado que un mierdecilla, presidente de la Diputación, haya huido para refugiarse en el aforamiento del parlamento extremeño. No hay un subsecretario manguta, no, quienes se han aprovechado de los presupuestos del Estado, de los concursos públicos y de la esfera del poder son parientes o uña y mugre del presidente del Gobierno.
¿Qué hace mientras Sánchez? Toda vez que ya no se coge cinco días de vacaciones para pensar y en disfrutar del supuesto amor hacia su esposa, habla de conspiraciones, de lawfare, de bulos de la ultraderecha, de «¡Ay que no me quieren por los fachas!», de Eurovisión o de cualquier estupidez que ocurra sin ninguna importancia. Mientras tanto, Ábalos pagando sobrinas y poniendo el cazo presuntamente; Koldo García, el machaca/guardaespaldas de los tiempos del Peugeot, poniendo presuntamente el cazo; Begoña utilizando presuntamente Moncloa para sus negocios privados y en intentar conseguir un trabajo que su carencia de estudios no le ofrecería; Cerdán presuntamente presionando a todo dios para poner el cazo y vivir como marqués con sueldo de contable. Mientras el dinero de la Dana no llega a Valencia, por ejemplo, —han dicho que han movilizado miles de millones y lo han hecho, han pasado ese dinero de una cuenta bancaria en Madrid a otra en Valencia—; se apaga la luz en toda España; no hay avance industrial o económico estable y moderno...
Es de imaginar que José Antonio Pérez Tapias, que se marchó corriendo y un poco cobardemente, respirará tranquilo al no tener que vivir en primera persona toda esta podredumbre ética y política del grupillo con el que se paseaba por las agrupaciones socialistas no hace tanto tiempo. Otros que aguantaron callan como sobrinas bien alimentadas porque han trincado cargo con muchos ceros, eso sí, en cuanto cualquiera se descuida da lecciones de dignidad y ética sanchista —que es lo mismo que decir el nihilismo en su mayor pureza—. Y el tipo no dimite o amaga con ello. Es tanta la carencia de principios, de honor, de hidalguía, de ética, de un mínimo humano, que le importa poco. Piensa, mal pero lo piensa, que podrá arreglarlo de alguna forma desde el poder, pero si ni el PP pudo parar a los jueces —aunque los fallecidos han hecho mucho más que cualquier juez por ellos— ¿qué le hace pensar a Sánchez que él podrá?
Aquí no hay camino hacia la venezolización que dicen todos esos a los que se acogió y que no hacen más que soltar mierda contra España y los españoles —que si no le gusta se pueden ir por donde vinieron ya que son culpables del mal rollo porque toda esa mierda de hacer política se la han traído con ellos—, aquí hay un tipo que carece de vergüenza, un sin-vergüenza de manual. El prototipo de chaval carente de capacidad intelectual, endiosado porque gracias a su suegro logró hacerse hueco en el mundo de la alta política. Toda la mierda sale de él, de su grupo de amigos fieles y familiares. No es una campaña, es carencia de un mínimo ético. Un mínimo. Aunque sea un pequeño sentimiento de culpa. El problema no es la corrupción, ni la gestión, que también, es Sánchez y si los ciudadanos de izquierdas no lo ven tienen dos problemas. Uno que carecen del mínimo ético que van exigiendo; dos llegará un gobierno bastante peor desde su punto de vista y serán ellos mismos los culpables. No los que critican desde la izquierda, no, ellos.