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"A por ellos", los que van provocando

04 de Enero de 2019
Actualizado el 02 de julio de 2024
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El único estado del mundo que ha intentado parar una votación por la fuerza ha sido el estado español. Con violencia de Estado. Policía española pegando a españoles solamente porque no les gusta a según quien, que manda mucho, cómo piensan estos españoles. Y el colmo de todos los cinismos es que el Estado intenta culpar a estos mismos españoles –a través de la acusación judicial a sus representantes- de la violencia que el propio estado ejerció sobre ellos. Qué mal todo…Esto fue lo que hizo la policía española el día 1 de octubre en Catalunya. El marco legal no es sino una anécdota ante la magnitud de la tragedia. Intentar explicar que una fuerza armada de un estado pretendidamente democrático tiene derecho a abalanzarse sobre población civil pacífica es intentar explicar una milonga. Ampararse en la legalidad es una excusa imperdonable en este contexto puesto que ni es justificable la proporcionalidad ni la conveniencia de tamaña barbaridad en un ordenamiento que se pretende garantista de la libertad.Quedaron desnudos el Rey, su ejército y su corte aquel día. Quedó en evidencia el miedo de un conglomerado de clase ante el poder civil armado de coraje y decencia que defendió los colegios con sus propios cuerpos. Servidor se acordará siempre de aquellas gentes que, lejos de preocuparse de su seguridad física, en los momentos más agobiantes de la jornada solamente pensaban en cómo hacerlo para que los agentes no pudieran llevarse las urnas. Aquel día, el Rey, su ejército y su corte, no pudieron controlar Catalunya. Y, aquel día, perdieron. Y, por lo visto, tienen mal perder. M.Rajoy se había paseado, a través de Dastis, por todas las cancillerías del mundo mundial contando a todos que el 1 de octubre no se votaría nada en Catalunya. Voilà, ocurrió. La credibilidad del Reino quedó bajo cero y su marca España más tocada que nunca.Por cierto, ¿saben cuánto costó al estado intentar evitar que la gente votara a golpe de porra? –oficialmente- 87 millones de euros. 87 millones de necesarios euros para tener a decenas de agentes confinados en barcos en el puerto de Barcelona y sacarles aquel fatídico día –al grito de “a por ellos!”- para que se cebasen, con toda la rabia de un régimen que se ve superado por la voluntad popular, con la gente que esperaba pacientemente para meter una simple –pero poderosa- papeleta en una urna. Ver para creer: Junqueras en prisión preventiva procesado por malversación de fondos de 6.000 euros –sin ninguna prueba- por haber hecho posible que la gente votara –cumpliendo su programa electoral, por cierto- y un ministro gastando 87 millones para pegar y asustar a esta misma gente siendo aplaudido por casi todo el Senado.Aquel día en Catalunya el Estado perdió el control del territorio con gran humillación y con todo el mundo observando y los medios retransmitiéndolo en directo. ¿Todos? No, los media españoles no, por supuesto. Las imágenes de los porrazos, empujones y cargas policiales contra los votantes no se han visto en las televisiones y ni mucho menos en los periódicos españoles –medios, por cierto, casi todos con graves problemas de tesorería y subvencionados de un modo u otro por el régimen- . Lo medios más influyentes silenciaron la violencia o explicaron todo al revés, convirtiendo al verdugo en víctima y en víctima al verdugo. Actuaron como un brazo más de la maquinaria de represión. Y el Gobierno… ¿qué hizo el aparato del Estado? Premiar a los policías con medallas, cargarse un Parlament y un gobierno elegidos democráticamente, judicializarlo absolutamente todo y, de manera torticera, dar carta de naturaleza el intercambio de papeles verdugo/víctima cual violador absuelto bajo el pretexto que la violada “iba provocando”. En nombre de la democracia. Sí, la única “democracia” del mundo que ha intentado parar una votación pacífica por la fuerza. Con violencia.   
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