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A propósito del diario de un dolor

07 de Diciembre de 2017
Actualizado el 02 de julio de 2024
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De lo que es capaz de hacer una mujer por amor, solo ella lo sabe. Mariauxi GonzálezGuzmán trata de reflejarlo en una historia que se desarrolla en Israel. La cultura y la religión de este lugar influye en la vidas de dos amantes. Una perdedora triunfante, un vencedor abandonado.La clave, dos personas desnudas ante la vida. La esperanza, su asidero a lo único que no han perdido. El dolor, el único verdadero amor.Todo queda atrás envuelto en una neblina prosaica y desatada plácidamente entre soledad, dudas, incertidumbre, mentiras y desengaño. Del amor al odio hay un paso, que dicen. Tan solo queda la indiferencia, el único destino viable para sobrevivir.Esta española de sangre canaria, nacida en Caracas, residente en Madrid, escribe desde 2002, guiada por su licenciatura en Comunicación Social. Nueve títulos amparan su pluma veloz y onírica ambientada en la fantasía y la ciencia ficción.Estos versos que corroen las mariposas de la ilusión primera; me retuercen las entrañas:

“Te extraño tanto amor, cómo me duele el alma,

no puedo soportar estar lejos de tu piel,

no sé qué pasó, no lo sé… ni lo sabré nunca.

Busco y busco respuestas y nada, si te pudiera traer con el pensamiento.

Qué pasó, no lo sé… te sueño y no vienes, te deseo y no estás.

Qué pasó, no lo sé… pero te perdí.

Qué pasó, que ya nunca volverás”

Del amor se escribe tanto y tanto se añora, cuando falta. Del dolor se entrelazan relaciones eternas o etéreas, ¿¡hace falta contarlas!? Se llevan muy dentro, se caminan entre sábanas, o harapos, o espadas… desde Cristian Dior, hasta pasando por Zara. El amor-dolor, no entiende de razas, linajes o rastas, insignias o banderas, encuentros o esperanzas. Tan solo un día sucede y te atrapa. 

Si ya lo decía Lope de Vega:

“…huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor suave,

olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,

dar la vida y el alma a un desengaño;

esto es amor, quien lo probó lo sabe”

Y es que no dudamos ni un instante cuando la piel pide guerra, cuando el aliento se pierde desorbitado en lujuria sabrosa, encandilado en aromas de hielo, cama y aceites suntuosos. Perdemos hasta el último resquicio de pudor, porque ya nada importa sino sentir, sino “placentear”, sin importar el tiempo, el lugar, el destino, el qué dirán, si dolerá, si terminará, si sanará la herida tras terminar…

 Mariauxi, habla de un músculo llamado corazón, “que sufre, que ama, que está vivo y se revoluciona con el amor”. Es, esa parte de nuestro cuerpo que los científicos han verificado que interviene en la toma de decisiones a nivel cerebral. ¡Sí, señores! el corazón también cuenta, siente, alimenta el sí o el no, el quizás, por qué no, por qué si, por qué siempre, por qué nunca sucedió.“Los hombrecitos de la luna” son los personajes secretos de esta novela de sufrimiento con final feliz. Solo hay que terminar su obra para entender que cada uno de nosotros podemos ser Renana, la protagonista de la novela. Cuando lo vas leyendo piensas: la autora ha escrito un libro para mí, solo para mí…“El poder del amor hace que lo imposible, sea posible” y así sea, Mariauxi ¡por siempre! Reproduzco tus agradecimientos sinceros, de tan adentro, que nos regalaste el 30 noviembre en la presentación de tu libro en el Hotel Wellington.“Gracias a mi mente por no dejar que el dolor le abandone nunca y la inocencia prevalezca siempre. A mi imaginación, que me deja escribir, crear estas historias que vienen del alma y el corazón, de las vivencias de muchas mujeres que están aquí presentes. Gracias, por confiar en mi y dejar que sus historias se conviertan en una sola, para luego identificarnos todos en ellas. Gracias a vosotras, por abrir vuestro corazón y dejar el dolor fuera parte de todos”Brindemos todos juntos por construir un mundo lleno de amor. Que no tengamos que seguir repitiendo “brindis de amigas” en los que al alzar la copa decimos: “brindo por aquel que me dijo que me había dejado de amar de la noche a la mañana”, “por el que prometió y nunca cumplió” o por el que “me tenía a mí y otras tres mindundis”.“La locura es sana y está presente en toda la trama”. ¡ÁMEN! Con tilde en la A, como dice Beatriz Talegón.
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