Julián Arroyo Pomeda

Abucheos en el desfile de octubre

15 de Octubre de 2023
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abucheos

Se está convirtiendo en una mala costumbre la acción de abuchear al Presidente del gobierno. Se hace siempre que asiste. Se le puede apreciar o no, faltaría más. Para eso están las elecciones para dar el voto o a uno o a otro. En el que exige la defensa de cena ofrecida en diferentes siete la puerta

En un desfile, o cualquier actuó al que se asista, hay que mostrar respeto o ante cualquier autoridad constitucional. Es una falta de cortesía protestar cuando llega un personaje determinado. Siempre es posible responder con el silencio, que sería algo muy visible.

La Ministra Robles, tan exquisita como es, dice que los abucheos se extienden al ejército o al rey, pero, en todo caso suponen una gran falta de educación ciudadana.

Ahí nos duele, porque la educación que nos han dado no es, a veces, digna de imitar. Se está pidiendo al Presidente que se vaya, porque aquí no le queremos. Y si llegamos al fondo, estamos diciendo lo mismo a los que le hayan votado. Pues bien. No es este ni el lugar, ni el momento adecuado.

Me parece que esto entra en el territorio de la violencia: se trataba de una provocación. Seguro que los que abuchean están pensando que este pertenece a las fuerzas de la izquierda, que están invadiendo, otra vez, a todo los que no están de acuerdo con ellos.

Esto significa que una manifestación institucional no partidista es propia para la gente que ha jurado que está dispuesta a defender con su persona el emblema por el que se descalifica. Lo primero que hacen los que abuchean es señalar que esa bandera no es de la totalidad de quienes tienen la nacionalidad española, sino de los que la honran de verdad.

Hay una parte importante que la odia y a esos había que echarlos, aunque fuera con abucheos. Todo esto suena a guerra. Y se hace la guerra contra el enemigo, naturalmente. Según ellos hay españoles y también no españoles, aunque vivan y tengan la identidad propia de este país.

Son enemigos, porque quieren partir España, destruyendo la unidad. Pues no es verdad. La están apoyando los primeros y trabajan por ella, dispuestos a mantenerla y hacerla grande y con libertad.

¿Qué pasaría, si hiciera otro tanto un importante grupo, que saliera a hacerles frente y callarlos? Pues que sucedería una de las situaciones posibles de los que descubrieron América y ahora desean destruirse ellos mismos, conquistándose los unos a los otros.

Año tras año todo sigue igual en esto. ¿Por qué no se corta de una vez? Esta es la cuestión, que deberíamos plantearnos, pero no nos interesa. Debe parecer un escándalo en Europa y en el mundo que en la festividad nacional se acose impunemente a las autoridades. No creo que lo comprendan.

Los partidos políticos conocen a sus militantes, que van en el desfile. Bastaría con pedirles que se abstuvieran de tales manifestaciones. Si no se hace así, es porque no se quiere. Es más. Creo que se excita a que se produzcan. Mal hacen los que abuchean, pero peor quienes impulsan para que esto vaya a más todavía.

La joven princesa Leonor podía pensar que vaya un recibimiento que la hacen, con pitidos y silbidos. ¿Por qué no, si está presidiendo el desfile? A ver si va a ser verdad aquello de que yo me voy de aquí, porque los españoles son ingobernables. En cualquier caso, a mí  me parece vergonzoso.

O se impone el silencio o convertimos esto en un acoso tan intolerable, que cualquier día podría estallar. A veces proclamamos que viene el lobo, incluso lo estamos viendo venir, pero nos quedamos tan tranquilos sin hacer nada. Si viene, ya se irá.

Nunca pensamos que, mientras encuentre carnaza, se quedará muy a gusto, porque es poderoso y alimentarse es una de sus primeras necesidades. Podemos quedarnos sin corderos y sin huevos, ya que los lobos se están dando un buen festín con ellos. Cómo iba yo a pensar, diremos luego, cuando ya no tenga remedio.

Mientras tanto, disfrutemos de la fiesta para celebrar el descubrimiento de nuestra América, que nosotros también somos latinos, siendo iguales y plurales, cada uno con su diversidad. Hablamos la misma lengua y esto ya es mucho, tenemos costumbres que se parecen y podemos colocar a estos países a nuestro lado para que los vea Europa y piense en ellos, haciéndolos crecer en prosperidad y paz.

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