Ullastres, para entendernos y más allá de la palabrería que aparece en su página web, es la compañía que me cobra el agua. Hasta hace muy poco, un par de lustros, era discreta e impecable. Ahora es como tener que tratar con un matón de discoteca que se quiere meter en tu casa y sacarte todo el dinero posible.
Entro en el ascensor y me encuentro con un cartel que me dice que el próximo 20 de mayo van a meterse en mi casa y van a cambiar el contador del agua (el mío está perfecto) por uno con lectura vía radio. No me cuentan -qué discretos- cuánto me va a costar de más cada mes (en El Escorial la compañía que opera nos cobra diez euros mensuales más que antes). Me dicen también que si se rompe algo, o la lavadora o la friegaplatos se quedan sin conexión, es cosa mía, que me joda y que baile. Voy a copiar sus palabras literales, que además aparecen subrayadas:
“En la sustitución de los contadores y/o módulos vía radio queda excluida la reconstrucción de conexiones de lavadoras, lavavajillas y otros aparatos. Así mismo (lo escriben separado contra el consejo de la Academia de la Lengua) también quedan excluidos los trabajos de albañilería, carpintería o reformas hidráulicas que fuesen precisos para la instalación del contador o cuando la instalación se tuviera que hacer en un lugar de difícil acceso.”
Pero hay más: s si luego hay obstrucciones o reducción de presión es un problema totalmente ajeno a Ullastres. Dicho de otro modo, que se lavan las manos y que llame, y pague, yo a un fontanero.
Es genial, ¿verdad?
Pero hay más. Sí, hay más.
Si tienen que volver a otro día porque no estamos todos los vecinos en casa, te hacen saber que, de nuevo voy a copiar literalmente: LAS NUEVAS VISITAS GENERARÁN UN NUEVO COSTE DE DESPLAZAMIENTO A LAS VIVIENDAS PENDIENTES.
Es para ponerse a saltar de alegría. En el portal de al lado, impecablemente gestionado por su portero, no se han sustituido los contadores, ya que funcionan perfectamente (igual que los nuestros), y no van a hacerlo hasta que se estropeen (como es lo natural).
Que Ullastres no trabaje con un seguro que cubra cualquier posible desperfecto es inadmisible. Que se quieran meter en mi casa sin habérmelo consultado personal y directamente es aún más inadmisible; ni siquiera la policía puede entrar en una casa sin una orden judicial, o constancia de delito flagrante. En mi casa o en la de la señora de noventa años que vive sola.
Pero lo peor es el tono.
Nos están diciendo que lo van a hacer por sus cojones, que si se estropea algo, o lo estropean ellos (intenta demostrarlo, corazón) lo pagamos nosotros, y que si no estamos el día que han decidido ellos unilateralmente -porque estamos en el médico, o currando, o en China, o nos hemos muerto- nos van a poner una suerte de multa. LAS NUEVAS VISITAS GENERARÁN UN NUEVO COSTE -¡NUEVO!- DE DESPLAZAMIENTO A LAS VIVIENDAS PENDIENTES.
Ah, ¿y cómo me lo han comunicado? Se lo cuento: pegando un folio con celo en el ascensor y otro a la entrada del portal.
Naturalmente voy a negarme. Recomendaré a mis vecinos que hagan lo mismo, y por supuesto seguiré contando aquí lo que vaya sucediendo, porque tiene pinta de que nos seguirán acosando y amenazando.
Quiero felicitar, eso sí, a quien haya redactado el folio: parece escrito por un auténtico mamporrero de Al Capone.