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Agenda 2030. Más vigente que nunca

15 de Julio de 2020
Actualizado el 02 de julio de 2024
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Ahora, cuando la guerra estáaboliendo puntos de referencia de todo tipo, se da la oportunidad de usar laexperiencia en un campo claro. Un momento revolucionario en la historia delmundo es un momento de cambio, no de parches

Estas palabras las pronunció SirWilliam Beveridge autor de los famosos informes que elaboró a petición delGobierno británico y que debían establecer la hoja de ruta para reconstruirGran Bretaña tras la Segunda Guerra Mundial.

Afortunadamente no hemos sufrido unaguerra. En esta crisis lo que ha quedado dañado son las personas, los medios devida, el sistema de protección de la vida, aquello que nos genera seguridadhumana.

A pesar de la puesta en marcha del “escudo social”, los serviciospúblicos como la sanidad, la educación, la justicia, los servicios socialesestán acusando los recortes de muchos años y que dificultan la recuperación desu actividad o adaptarse a las nuevas necesidades surgidas con la pandemia. Delmismo modo, la actividad económica y el empleo especialmente en sectoresaltamente sensibles a la demanda externa y la temporalidad están seriamentecomprometidos.

La COVID-19 nos ha puesto frente alespejo de nuestra vulnerabilidad e interdependencia. Estas cuestiones junto ala capacidad de aprender a gestionar contextos de incertidumbre deberíanimpregnar la construcción de nuestra sociedad postCOVID.

¿Volver a lanormalidad?

Estos meses se ha hecho famosa unapintada en diferentes idiomas en otras tantas paredes en diferentes partes delmundo “No podemos regresar a la normalidad porque la normalidad fue elproblema”.

La misma Organización de las NacionesUnidas llama a no volver a la normalidad porque la normalidad generaba pobrezay, sobre todo, desigualdad. Fue esa normalidad la que motivó la agenda 2030 dedesarrollo sostenible.

Si bien el contexto en el que fueaprobada el 25 de septiembre de 2015 ha cambiado, si ponemos una lupa sobre larealidad de la pobreza y la desigualdad mundial comprobaremos que en realidadla COVID-19 ha agravado la situación preexistente y que los problemas ydesafíos para el desarrollo siguen siendo los mismos, esos por cuyas costurasha saltado nuestro modelo.

No dejar a nadieatrás

No dejamos de escuchar lo que casise ha venido a convertir en un eslogan “no dejaremos a nadie atrás”. Lo queparecen ignorar muchos es que ya se había dejado a mucha gente atrás antes dela COVID-19.

Si el confinamiento fue decretado el14 de marzo, bastaron pocas semanas para asistir a una de las imágenes másvergonzantes que se han visto los últimos años en nuestro país, “las colas delhambre” como prueba de que la recuperación y el crecimiento tras la crisis de2008 no habían llegado a todos por igual, confirmando que los trabajadorespobres existen, como existen la pobreza y la desigualdad también en losterritorios más ricos.

Pero ¿es posible no dejar a nadieatrás sin hacer profundas transformaciones en nuestro modelo social, económico,fiscal? En mi opinión no, salvo que como cuestionaba Beveridge se opte porponer parches y no por hacer cambios.

Subrayaba Ban ki-Moon al presentar la agenda 2030 que “Nuestroobjetivo es la transformación. Debemos transformar nuestras economías, el medioambiente y nuestras sociedades. Debemos cambiar nuestra forma de pensar,nuestra conducta y nuestros hábitos destructivos”.

Esta frase pronunciada en 2015resulta de total actualidad en un momento en el que nuestro modelo se haconfirmado como insuficiente e inadecuado.

Poner fin a la pobreza y reducir lasdesigualdades, garantizar la salud y el bienestar, educación de calidad paratodos a lo largo de la vida, la igualdad de género, generar crecimientoeconómico y trabajo decente, industria, innovación e infraestructuras,producción y consumo responsables, acción por el clima son algunos de los 17objetivos de desarrollo sostenible interpelados directamente en esta crisis ycuya consecución solo será posible mediante alianzas multiactor y multinivel,con la comunión de todos los actores de la sociedad.

La agenda 2030 con sus 17 objetivos de desarrollo sostenible y sus 169metas constituye el nuevo contrato social universal e intergeneracional.

No se trata de teñir con los 17colores de los ODS lo que hacemos, sino de cambiar el modo en el que hacemospolíticas públicas para que éstas realmente contribuyan al desarrollosostenible.

La diferencia la marca lo quesituamos en el centro de la acción y en este sentido las 5 “P” de la agenda2030 son una buena hoja de ruta: Persona, Planeta, Prosperidad, Paz (incluidala paz social) y Partenariados o alianzas entre todos los actores que conformannuestro modelo de convivencia. Y todo con el propósito de alcanzar eldesarrollo sostenible económica, social y ambientalmente.

Estos días tiene lugar en Nueva York el Foro Político de Alto Nivel queda seguimiento a la implementación de la agenda 2030.

El tema elegido para la reunión de este añoes una llamada precisamente a acelerar la acción y la transformación en ladécada que tenemos por delante para alcanzar los ODS. Sin transformar un modeloinjusto en uno más justo nos quedaremos en el parche, en paliar los efectos,garantizar, en el mejor de los casos, la libertad de pobreza. Pero esto no essuficiente ni a lo que debe aspirar un país como el nuestro.

Se trata de remover lascircunstancias que generan desigualdad y vulnerabilidad, sentar las bases de unmodelo económico, social y fiscal resiliente, inclusivo, productivo ysostenible que funcione como ascensor social.

La palabra es transformación.

Eso es no dejar a nadie atrás yexige, sobre todo, coraje para avanzar en el camino hacia la dignidad que es laagenda 2030.

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