Uno de los elementos que le redituó ventaja política a Álvaro Uribe y a su organización se debió al riguroso esquema de vigilancia que, a lo largo de su trayectoria, le permitió espiar no solamente a opositores sino al poder judicial de Colombia.
Parte de este mecanismo buscaba, entre otras cosas, conocer el desarrollo de investigaciones sobre los frecuentes delitos en los que se involucra su movimiento, sino además poder utilizar las escuchas e interceptaciones como mecanismos extorsivos contra los miembros de las instituciones, principalmente de la rama judicial.
El Estado al servicio del cartel
La llegada del uribismo al poder en 2002 significó la entrada triunfante del Cartel de Medellín al control del Estado colombiano.
A partir de allí, toda la estructura estatal fue dedicada a la comisión de delitos, los familiares de los narcotraficantes fueron nombrados en cargos diplomáticos, la fuerza pública fue dedicada al servicio logístico del narcotráfico y los organismos de control a proteger las actividades ilícitas de la organización criminal.
Fue así que se presentaron casos extremos como el de la Fiscalía General de Colombia, desde donde incluso se traficó cocaína.
La Fiscalía colombiana fue para el cartel el alfil perfecto, al apoderarse de una parte del control judicial pudo no solo exonerar y proteger a sus delincuentes sino además perseguir a muerte a los opositores al régimen criminal instaurado. Los servicios de inteligencia correrían la misma suerte.
Un delito histórico
La intencionalidad del uribismo por espiar ilegalmente a miembros de la sociedad colombiana a quienes considera enemigos, no es nueva, los primeros datos ubican la comisión de este tipo de práctica al mismísimo Álvaro Uribe desde que era gobernador del departamento de Antioquia.
La práctica de Uribe fue asumida con posterioridad por los miembros de su movimiento, de los cuales también se sabe que son de vieja data, de hecho un episodio como estos causó el retiro de María Fernanda Cabal de la Fiscalía General de la Nación, cuando siendo funcionaria, fue señalada de filtrar información de las investigaciones para miembros y carteles del narcotráfico.
¿Quiénes espían?
Al llegar el uribismo al poder se desató una violación sistemática de los derechos fundamentales de la ciudadanía, uno de ellos la violación a su intimidad.
Tan pronto comenzaron a acceder a cargos de poder los miembros del uribismo pusieron a su servicio a los organizamos de inteligencia, principalmente militares y luego los de policía.
En este tipo de práctica aparece recurrentemente Álvaro Uribe, pero lo rodean nombres como José Obdulio Gaviria y Rafael Nieto Loaisa.
Curiosamente otros funcionarios al servicio del uribista con esta práctica son los jefes de prensa, de donde resaltan nombres como César Mauricio Velázquez (Condenado y prófugo por estos hechos) y Carlos Arenas, uno de los jefes de prensa de la policía colombiana.
El mecanismo de espionaje que generalmente utiliza oficinas de inteligencia del estado, toma curso a partir de los miembros del uribismo que reciben la información y la pasan a su equipo de “sicarios informativos” dedicados a generar campañas de desinformación y desprestigio.
Allí aparecen nombres como Ernesto Yamhure y Gustavo Rugeles para portales digitales así como algunos periodistas y directores informativos de talla nacional.
Así el espionaje se convierte en estrategias de intimidación, silencio y sometimiento de las instituciones que pretendan ofrecer alguna resistencia a la capacidad de esta organización político-criminal para cometer delitos.
Las actividades de espionaje en donde se menciona a Ernesto Yamhure por ejemplo, tienen tanto de histórico como de tenebrosas, dado que buscaron perseguir a colombianos en el exterior, principalmente en Europa, una vez habían viajado a protegerse de la persecución uribista. En pocas palabras, los mecanismos de persecución nazis calcados de la mejor manera.
En este marco cabe mencionar un caso especial, el del Hacker Carlos Escobar, quien espía en privado para favorecer los intereses uribistas.
Escobar, un exconvicto recuperado en Colombia gracias a sus habilidades informáticas, ha perseguido desde funcionarios públicos hasta jueces, pasando claro por periodistas, opositores y evidentemente incluso hasta testigos protegidos contra su capo.
¿A quiénes espía el uribismo?
Dada la naturaleza del uribismo en cuento a la comisión de delitos, generalmente espía a las autoridades, miembros del sistema de justicia, periodistas que puedan denunciarlos e incluso a sus propias víctimas para poder mantenerlas sometidas.
De allí que uno de los casos más sonados de espionaje fue el conocido como “las chuzadas del DAS” organismo de inteligencia adscrito a la Presidencia de la República desde donde se gestó el espionaje contra la Corte Suprema de Justicia para indagar sobre el desarrollo de la investigación que sobre narcotráfico y paramilitarismo se estaba llevando a cabo contra el Senador Mario Uribe, primo de Álvaro Uribe Vélez.
El espionaje contra la Corte Suprema de Justicia fue todo un entramado criminal que pretendió torcer la justicia a favor de intereses criminales.
El espionaje del uribismo no solo incluye utilizar los servicios de inteligencia a su favor, también entes de fiscalización que les permita intimidar e incluso chantajear a quienes se les opongan, ese es el caso de la UIAF en el periodo de Mario Aranguren para doblarle el brazo a la justicia a partir de investigaciones fiscales contra magistrados y jueces.
Espionaje contra jueces
La justicia y la verdad son las enemigas diametrales del movimiento uribista, de allí que estos dos sectores sean los más atacados por este movimiento de corte fascista.
Uno de los documentos más completos a este respeto es el libro “ChuzaDAS” del periodista Julián Martínez, donde se describe con lujo de detalles los delitos cometidos desde la presidencia de Álvaro Uribe Vélez contra el sistema judicial colombiano.
Espionaje contra periodistas
El espionaje, el acoso, la intimidación e incluso el asesinato son elementos que miembros del uribismo han llevado a cabo contra periodistas, uno de los sectores a los que más vilmente ataca esta organización criminal.
Víctimas de estos procedimientos por los cuales ha sido incluso sancionada la nación y con juicios que les han sido favorables frente a esta práctica criminal uribista han sido entre otros Daniel Coronell, Julián Martínez y Julieta Duque, por mencionar tan solo algunos de los casos más sonados.
Espionaje contra opositores
En su ánimo por someter y controlar a la sociedad colombiana el uribismo ha perseguido cualquier mecanismo, persona o institución que pueda obstaculizar sus actividades o denunciar sus crímenes.
¿Para qué espiar?
Básicamente para conocer el estado de las investigaciones judiciales contra Uribe y sus cercanos, pero más allá de ello para lanzar acciones de intimidación y campañas de desprestigio contra quién se opusiera a su organización criminal.
¿A quién le entregaban la información los espías?
En principio y de acuerdo con las indagatorias que se conocen, el mayor receptor de los espionajes ha sido el mismo Álvaro Uribe y sus abogados, pero en este grupo también se encuentran varios de sus colaboradores y periodistas que están a su servicio a la hora de desarrollar campañas de desprestigio contra quienes su dedo señale.
Al igual que en el fascismo el uribismo justifica sus delitos porque según ellos buscan una causa mayor, “la nación”, “la patria”, “la democracia”, pero a la larga todo concluye en un mar de crímenes bañados en sangre.
Fuentes y sitios clave:
https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/yohir-akerman/trilogia-de-espionaje-column-900504/