Si, yo soy un forastero. Uno que lleva más de veinte años entre los almerienses. Y si hay que decirlo todo hace años que no me siento como tal. He llegado a creer que era un almeriense más. No obstante el otro dia si llegué a tener esa sensación en la calle porque ocurrió algo extraño.
Una señora se paró con el coche y nos dijo literalmente: "yo vivo aquí y ya os podéis ir a vuestra casa, gracias". Cuando dijo eso se marchó y aparcó un poco más adelante. Tras el desconcierto no supe que pensar.
Y todavía me hago cábalas en la cabeza sobre que quería realmente decir. El caso es que me hizo sentir un extraño después de mucho tiempo. Para digerir esto quizás lo mejor sea hacer un repaso de los veinte años. En todo este tiempo he tenido diferentes percepciones sobre qué significa ser almeriense. La primera vez me acordé de Fraggle Rock.
En esa serie de mi infancia había unos personajes llamados Curris que siempre estaban haciendo construcciones. No sé por qué pero los almerienses me parecieron Curris. Era la época del boom inmobiliario y aparecían edificios de un dia para otro. Después tuve problemas con las expresiones como "qué dices..." o "cucha..." ya que no significaban lo mismo en mi Huelva natal. Pero más tarde descubrí que en realidad lo que distingue a los almerienses es su carácter proactivo.
Se trata de personas hiperemprendedoras y eso es de elogiar. Fue eso precisamente lo que hizo contagiarme y ser otro emprendedor más aunque en aspectos culturales. Debo reconocer que Almería me ha hecho un hueco. A veces comparo mi historia personal en esta tierra con alguna película del Far West, una por ejemplo de las que hicieron en el desierto de Tabernas, esas que he visto tantas veces hasta el punto de desplazarme a los viejos estudios de cine.
Ha habido de todo en mi trayectoria personal: guerras, amores, disparos y minas de oro. Creo, tras el trasiego de más de veinte años, que Almería es un proyecto de Almería. Un proyecto que se abre paso entre las soledades trascendentales de una de esas películas. En otras palabras es un eterno proyecto en construcción del que podemos participar todos aunque se trate de un camino agridulce lleno de dramas y alegrías.
Es una tierra abierta al futuro y a lo diverso. En definitiva es una tierra de llegada más que una de partida. Todos llegamos aquí y nos parece que Almería es el principio de nuestra vida.