Una estrella roja en una bandera tiene diversos significados dependiendo del contexto histórico, cultural, sociológico o político en el que se utilice e interprete. Generalmente, representa la lucha por la igualdad, la justicia social y los derechos de los trabajadores; simboliza la resistencia y el espíritu revolucionario frente a la opresión, adoptada por movimientos de liberación y guerrillas; visualiza la fuerza, sacrificio y protección del estado o el pueblo; e, incluso, subraya las cinco puntas, pueden interpretarse como representación de los cinco continentes, simbolizando la unión de los trabajadores de todo el mundo.
De ahí que, una estrella roja en la bandera andaluza simboliza la soberanía de una nación al reflejar su compromiso con ideales de justicia social, igualdad y autodeterminación de recursos. Esta debe ser trabajada con movimientos sociales andaluces que combatan las miserias frente a la opresión y el colonialismo, destacando la lucha de sus pueblos por controlar su propio destino. Además, si evocamos solidaridad andaluza, la estrella roja refuerza la identidad soberana del país como parte de una comunidad que prioriza los derechos de los trabajadores y la movilidad social. Su inclusión en una bandera es un recordatorio de la infinita lucha hacia la generación de oportunidades para todos y todas las andaluzas.
A tal efecto, las cinco puntas, busca liberar las calles de Andalucía de la explotación colonial, que llevamos sufriendo “tras siglos de guerra” tanto de la centralización, dominada por la Unión Europea, como del bipartidismo, comandado por la gaviota y la rosa. De esta manera, reafirmamos el derecho a gobernarnos de acuerdo con nuestros propios recursos.
No hablo de independencia sino de la construcción de un sistema socioeconómico soberano que responda a las necesidades y las esperanzas del pueblo andaluz. Es más, aspiro que todas las naciones del reino español se unan para impulsar un Estado del Bienestar que enfrente los desafíos del siglo XXI. A partir de aquí, empezaría por una armonización fiscal a favor de la mayoría (impuestos progresivos, impuesto a la banca, impuesto a la empresas energética, entre otros).
De ahí, la independencia no es una cuestión que me planté puesto que, observando a mis paisanos y paisanas latinoamericanas, mi lucha se centra, primordialmente, en el logro por la soberanía.
En esta línea, tampoco, creo en la autonomía ya que observando la Ley Orgánica 2/2007, de 19 de marzo, de reforma del Estatuto de Autonomía para Andalucía resulta que, casi veinte años de dicha reforma, según Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social (EAPN-A) el 38,7% de la población andaluza está en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Asimismo, uno de cada tres familias andaluzas, aproximadamente, son desiguales, alcanzando proporciones intolerables y deslegitimando un sistema que apenas genera oportunidades para todos y todas. Por ello, es obvio que la autonomía no funciona, al menos, para un porcentaje importante de la población andaluza.
A partir de aquí, entiendo que la autonomía la autonomía se refiere a la capacidad de una región de un país para gestionar ciertos aspectos de su socio economía, como su administración local, cultura, educación o empleo, entre otros, pero siempre bajo el marco legal del Estado soberano al que pertenece. Sin embargo, la soberanía es el poder de una nación para gobernarse sin interferencias externas, lo que implica control total sobre sus recursos y decisiones internacionales.
Pues bien, Andalucía debe pintar una estrella roja en su bandera bajo el objetivo de la soberanía con el fin de ser lo menos dependiente posible. Para ello, es fundamental edificar una soberanía andaluza que gestione cada elemento principal de la cesta de la compra priorizando los servicios financieros, la alimentación, la vivienda, la energía y el transporte, entre otros. Con el control de estos cinco elementos nos aproximaríamos a cada punta de la estrella reflejando así una gran soberanía socioeconómica. De ahí, que tal logró nos acercaría a una sociedad andaluza de poder llegar a fin de mes.
No obstante, labrar la estrella roja andaluza no es fácil debido que se necesita cambiar las conciencias y ser pragmáticos con las reglas del juego actuales. Asimismo, las reglas del juego son las siguientes: o el andalucismo está en las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) o, directamente, no existimos; así de sencillo. Por ello, debe habitar partidos, exclusivamente andalucistas, y eso quiere decir que no sea “de signo estatal” sino de obediencia, únicamente, andalucista que defienda Andalucía como nación. De lo contrario, más de mismo; es decir, turismo, hostelería y agricultura vinculados a trabajos precarios. Esto último proporciona que, me repito, uno de cada tres andaluces o andaluzas es desigual (1d3andaluz).
Hemos probado todas las fórmulas posibles y ya no quedan nuevos inventos relacionados con fusiones o uniones con partidos nacionales españoles puesto que los resultados en Andalucía hablan por sí solos; me reitero de nuevo, uno de cada tres andaluces o andaluzas es desigual (1d3andaluz).
Andaluces y andaluzas, no vamos a tener nadie que nos financie, sólo nos tenemos a nosotros y nosotros mismos. Por tanto, o creamos una base social de conciencia andaluza que permita llegar a los PGE o estamos condenados a la perpetua desigualdad.
En mi equipo andalucista está todo aquel o aquella que considere Andalucía, sin miedo y vergüenza y con mucho orgullo, una nación; que entienda que los desafíos actuales son la desigualdad, desinformación, cambio climático y migración; que crea que la soberanía va más allá de un texto y lo entienda como recuperar, gestionar y controlar cada elemento que contenga la cesta de la compra para no ser dependientes; que defienda a ultranza los servicios públicos (sanidad, educación y servicios sociales, entre otros); y que divise estar en los PGE.
A partir de ahí, con un sentido de matria podremos empezar a tejer la estrella roja en nuestra bandera andaluza.
Reacción, andaluzas y andaluces; ladremos, hoy, para así galopar, mañana, hacia una nación andaluza de oportunidades.
Andemos en tierra firme, siendo prácticos, y, quizás, alcemos la utopía de los cielos con la estrella roja en nuestra bandera verde, blanca y verde.
#noal1d3andaluz