Lula da Silva, Presidente de Brasil, en la presentación del G-20, celebrada en Río de Janeiro los días 18 y 19 de noviembre, anuncia la siguiente afirmación “Hoy el mundo está peor. Tenemos el mayor número de conflictos armados desde la II Guerra Mundial y la mayor cantidad de desplazamientos forzados jamás registradas. Los fenómenos climáticos extremos muestran sus efectos devastadores en todos los cantos del planeta”.
Y razón no le falta ya que su homóloga en México, Claudia Sheinbaum, manifestaba reiteraba “¿Cómo es posible que la economía de la destrucción (economía del a guerra) alcanzó un gasto de más de 2.4 billones de dólares? ¿Cómo es que 700 millones de personas en el mundo aún viven por debajo de la línea de pobreza?
“Resulta absurdo, sinsentido, que haya más gasto en armas que para atender la pobreza o el cambio climático. Reduciríamos la migración, el hambre, si tan solo elevamos la palabra amor por encima del odio, la generosidad de la persona humilde y desposeída, por encima de la avaricia y el deseo de dominación. Me niego a pensar que somos capaces de crear la inteligencia artificial e incapaces de dar la mano al que se quedó atrás”. Además, proponía establecer un fondo para destinar el 1% del gasto militar de nuestros países para llevar a cabo el programa de reforestación más grande de la historia. Significaría liberar unos 24 mil millones de dólares al año (12 veces lo que ya destina México) para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, algo así como cuatro veces la superficie de Dinamarca, toda la de Guatemala, Belice y el Salvador juntos, o 30% la de Suecia.
Con todo lo anterior, la cumbre ha lanzado la Alianza para acelerar el proceso de erradicación del hambre y la pobreza, en sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Asimismo la alianza se centra en cuatro objetivos principales:
- Lucha contra el hambre y la pobreza: Se estableció la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, con la participación de 82 países, con el objetivo de erradicar el hambre para 2030 mediante medidas como programas de alimentación escolar y mejoras en la salud materna.
- Transición energética y sostenibilidad: Se discutieron estrategias para promover la energía renovable y abordar el cambio climático, incluyendo la integración del cambio climático en las agendas financieras y económicas globales.
- Reforma de las instituciones internacionales: Se propuso la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU y de las instituciones de Bretton Woods (FMI y Banco Mundial) para reflejar mejor las realidades del siglo XXI y aumentar la representación de los países en desarrollo.
- Propuesta de Impuesto a las Grandes Fortunas: El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso un impuesto del 2% sobre los patrimonios superiores a mil millones de dólares. Se estima que esta medida podría recaudar aproximadamente 250.000 millones de dólares anuales, destinados a combatir la desigualdad y financiar acciones contra el cambio climático. España, Francia y Sudáfrica expresaron su apoyo a esta iniciativa.
También, no siendo menos importante, se abordaron temas como la paz y la diplomacia en conflictos actuales, destacando la necesidad de soluciones dialogadas para la guerra en Ucrania y un alto el fuego en Gaza.
Estas medidas, evidentemente, reflejan un compromiso conjunto de las principales economías mundiales para abordar las desigualdades y promover un desarrollo más equitativo a nivel global. No obstante, una cosa son las intenciones de las palabras; y otras son el compromiso y la voluntad para llevarlo a cabo a la práctica donde van a tener que ejercer de presión antes las altas esferas empresariales.
En esta línea, hay que ir viendo como el gobierno español va introduciendo esas propuestas de la alianza del G-20 ya que de momento, aunque exista un acuerdo para aprobar el paquete de reformas fiscales (incluyendo el impuesto a las grandes empresas energéticas), tendrá serias dificultades para que sus presupuestos salgan adelante.
Por tanto, se mirará con lupa la veracidad de unos compromisos alcanzados (minimizar la inequidad, entre otros) en la última cumbre del G-20 a través de la configuración y aprobación de los siguientes Presupuestos Generales del Estado (PGE). En este aspecto, cabe señalar la fórmula más propicia para reducir la desigualdad es incluir en los PGE el establecimiento de impuestos a las grandes fortunas. De igual manera, la Comisión Europea observará de reojo estos presupuestos puesto que en su momento denunció a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) por no haber aprobado el impuesto mínimo global del 15% a las grandes empresas y multinacionales.
Qué importante es estar en la mesa de negociación en el desarrollo de los PGE si no que se lo pregunten al gobierno actual que se ha visto en duros acuerdos debido a la presión que les ha metido determinados partidos alternativos de izquierdas en relación con el paquete de reformas fiscales. Esto pone de manifiesto que si no estás ahí, por mucha historia que tengas, tus reivindicaciones quedarán cegadas y en el olvido.
Andaluzas y andaluces a ver si vamos entendiendo que si el andalucismo no se encuentra en las instituciones el 1d3andaluz (uno de cada tres personas es pobre o está en riesgo de exclusión social según la organización de Red de Lucha contra la pobreza) será nuestra eterno día a día. Y nuestras miserias si no las ladramos en los PGE las oportunidades y la juventud exiliada serán los de siempre; es decir, lo del sur.
Andalucía si no estás en los PGE, imagínate en el G-20