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Ante una guerra civil

21 de Junio de 2024
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GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Muchos nos preguntamos si podemos estar en los umbrales de una II Guerra Civil, pero si vamos un poco más allá, podremos llegar a la conclusión de que una guerra civil como la que padecimos desde 1936 a 1939, no se volverá a dar.

Y si nos preguntamos el ¿Por qué?, coincidiremos que ya no se concibe, y no es posible, que sea el ejército el que se levante en contra del gobierno legítimamente establecido, tal como ocurrió el 18 de julio de 1936. En esta ocasión hay otro poder del estado, el judicial, el que le ha tomado el relevo al ejército para sublevarse ilegítimamente contra el gobierno y el Estado de Derecho, ¿o no es un golpe de estado lo que ha propiciado el Poder Judicial, al haberse levantado en rebeldía y que su máximo órgano de gobierno se atrinchere de forma ilegítima, y permanecer más de cinco años con el mandato caducado?

¿No es un golpe de estado judicial el que haya jueces y fiscales campando a sus anchas, aplicando la Ley según sus ideas, siempre de derechas o extrema derecha, como son García Castellón que hace lo que le da su real gana con los casos que lleva entre mano?, ¿o lo que hacen otros jueces como Peinado que son capaces de abrir sumarios incluso en contra de la opinión del Fiscal y de la Guardia Civil?

¿Tampoco es un golpe de estado la creación de una policía patriótica para perseguir y dañar a los adversarios políticos, como se ha hecho con los dirigentes de Podemos como Pablo Iglesias e Irene Montero?

Todo lo anterior, no cabe duda, supone la existencia de un golpe de estado lanzado desde algunas voces dirigentes del PP y VOX, y principalmente del ex nefasto presidente Aznar, autor de la frase: “el que pueda hacer que haga”, que significa que el que tenga algún instrumento o tecla que tocar castigue a sus enemigos de la izquierda. Esta misma indicación se ha visto reforzada por el mismo Aznar, en un acto de FAES, en el que ha dicho algo tan inverosímil como que “estamos gobernados por un gobierno de ultraizquierda que pretende destruir el Estado de Derecho”. Todas estas indicaciones no dejan de ser una contraseña que hace que se remuevan todas las costuras de un estado débil incapaz de rebelarse contra la que se nos viene encima.

Insisto, hace tiempo que estamos en guerra civil, pero de otro tipo, más moderna, adecuada a la nueva situación pero que, al final, persigue lo mismo: que la Izquierda no se eternice en el Gobierno para que decaigan los beneficios de los que más tienen en beneficio de los más necesitados, que es lo que necesitan las gentes de este país.

Que conste para que nadie se lleve a engaño que es inconcebible un golpe de estado como el que dieron Tejero y colaboradores, algunos de ellos desconocidos para la gente normal, y que fracasó en unas pocas horas.

Pero que estamos en medio de una guerra civil en la que la Judicatura de derechas y ultraderecha, ayudada por colaboradores de la policía o del ejército, llevan la voz cantante en un proceso avalado por el PP y VOX, y que cuentan con la inestimable colaboración de cabeceras periodísticas en papel u “on line”.

Frente a este hecho nos queda la palabra, la unidad de la izquierda con generosidad, y la realización de políticas económicas, verdes y sociales hechas a la medida de la gente, especialmente la más vulnerable. Una legislatura más y este país llegará al pleno empleo, como Navarra o Euskadi. Todas las medidas que se lleven a cabo habrá que hacerlas llegar a la gente de buena fe, que anda desorientada y desinformada por las “fake” noticias que llueven por la derecha-ultraderecha.

Así tiene que ser.

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