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El asociacionismo como indicador de la salud de la sociedad

02 de Julio de 2024
Actualizado a las 18:48h
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El asociacionismo como indicador de la salud de la sociedad

Cualquier tiempo pasado es mejor nos dicen muchas veces y quizás haya algo de razón en esa frase…o quizás no.

La sociedad parece que cada vez tiende más hacia los individualismos y el ciclo de los proyectos comunes nacidos de movimientos como el 15 m parece que se van diluyendo.

Quizás esos proyectos no necesariamente se auparon por los colectivos, sino por una serie de lideres que sabían como mover grandes grupos y nunca escapamos de la dirección de la sociedad por unas elites, ya sean financieras o intelectuales, que juegan con las masas.

Si hablamos con nuestros mayores, en muchas ocasiones pueden hablarnos de un mundo en el que las familias y los barrios eran una red de seguridad que empujaban a tener una sociedad quizás más sana, quizás más empática y que parece que de cierta manera creaba una identidad colectiva de la que ahora no queda nada.

En la diáspora española, nuestros mayores trabajaron por crear unas redes de apoyo a través de múltiples asociaciones y casas regionales o de España a lo largo y ancho del mundo.

Muchos de estos centros y asociaciones ocupaban y ocupan edificios emblemáticos y de prestigio de muchas grandes capitales y el mayor orgullo que provocaban no era necesariamente sus instalaciones, sino el trabajo que de manera voluntaria muchas españolas y españoles llevaban a cabo.

Los diferentes gobiernos e instituciones han ido reduciendo su interés en estas instituciones y muchas de ellas corren el riesgo de cerrar sus puertas por las faltas de ayudas o las reglas ridículas que reducen unas ayudas que permiten seguir abriendo las puertas de los pocos centros que quedan en pie.

El cierre de muchas de estas asociaciones se debe a la falta de miembros así como unas formas de relacionarse por parte de las nuevas generaciones, lejanas de aquellos fines de semana en los que sus familias se reunían en espacios comunes en los que se sentían cómodos compartiendo las lenguas y las culturas de sus regiones o país.

En el exterior la red de asociacionismo se esta debilitando y en parte es por la reducción en las ayudas de las instituciones y pocas son las comunidades autónomas o provincias que sí hacen un esfuerzo en ayudar a que sigan vivas algunas casas regionales…las ayudas del gobierno central son claves para mantener abiertas algunas de ellas y esperamos que los próximos Presupuestos Generales del Estado muestren una apuesta por el exterior.

La marca España debería empezar por asegurarse de mantener aquellas instituciones que durante décadas han servido de escaparate de nuestra cultura y manera de vivir y llegaban a ser un referente en Buenos Aires, Paris, o México DF.

En el exterior se están expandiendo los números de Consejos de Residentes de Españoles (CRE) y nuevos países se han sumado en el último lustro.

Austria, Polonia, o Emiratos Árabes son ejemplos de nuevos países en los que la población española se está organizando, pero echamos en falta países como Marruecos, Guinea Ecuatorial o Colombia y sin duda alguna habrá que trabajar por expandir estos consejos ciudadanos a más lugares.

Cierto es que hay demarcaciones en las que tras crearse estos Consejos de Residentes su trabajo brilla por su ausencia y en algunas demarcaciones ni siquiera se han llegado a presentar en público, tres años tras ser elegidos…poco más que salir en fotos de fiestas, alabar a los mandamases de los consulados y consejerías o promover negocios particulares, sin dejar de lado el intentar torpedear el trabajo de otros colectivos.

Quizás ahora que llegan los juegos olímpicos, habría que intentar que el Comité Olímpico incluya la envidia en los juegos de 2028, y según dicen algunas malas lenguas podríamos llevarnos alguna medalla…la envidia ha sido un tema recurrente en la literatura y el pensamiento español durante siglos y Quevedo o Larra ya utilizaron la figura del envidioso para satirizar los vicios de la sociedad española.

Hay lugares en los que se presentan listas de la mano de partidos políticos, llevando sus enfrentamientos y vetos a los CRE,  desconociendo que los CREs han de intentar lograr beneficios comunes para toda nuestra sociedad ya sea a través de nuevas aulas ALCE o escuelas suplementarias, ayuda a crear asociaciones y plataformas, u organizar charlas informativas para una población que muchas veces acaba de llegar al país.

No hay beneficios ni tajadas que sacar de estos proyectos ciudadanos. No hay presupuestos ni salarios asociados a sus roles, y el trabajo que se hace es desconocido para la mayor parte de la ciudadanía.

En 2024, en un mundo post pandemia al igual que vemos una subida peligrosa en el interés por movimientos populistas de ultra derecha, también es cierto que parece que se ha despertado en mucha gente una necesidad de conexión social.

La pandemia provocó un aislamiento social generalizado y ha aumentado el interés por el asociacionismo y la participación en grupos comunitarios que proporcionan apoyo y conexión social.

Igualmente hay una mayor conciencia de las desigualdades existentes en la sociedad y se ha incrementado el interés por buscar a través de los movimientos sociales formas para abordar estas desigualdades.

Algunos ejemplos de movimientos sociales y asociaciones que han experimentado un aumento de interés desde la pandemia incluyen los movimientos por la justicia racial como el movimiento Black Lives Matter.

Igualmente, la crisis climática sigue siendo una de las principales preocupaciones de muchas personas, y los movimientos climáticos han ganado impulso en los últimos años.

Otro ejemplo son las asociaciones de ayuda mutua que resurgieron durante la pandemia.

Es probable que el interés por los movimientos sociales y el asociacionismo continúe creciendo en los próximos años. Esto se debe a que los problemas que han impulsado este interés, como la desigualdad y la crisis climática, no van a desaparecer pronto.

La asociaciones y plataformas ciudadanas son una buen indicador de la salud de nuestras sociedades y allá donde crecen y se fortalecen no hay duda de que habrá una sociedad mas empática, mas justa y con más ganas de ayudar al prójimo, lejos de un individualismo que nunca ha traído beneficios mas que a los bolsillos y los intereses de unos pocos…y desde los gobiernos e instituciones se ha de ayudar a crear el caldo de cultivo para que se creen nuevas organizaciones ciudadanas.

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