Los auténticos sionistas se ufanan de los éxitos en Oriente Próximo. Se han colado en las entrañas de Hezbollah y han asesinado a su guía, el Seij Nasrrallah. Igual suerte han tenido el mando de Hamas como los hermanos Sinwar, Ismael Haniye junto a su familia y tantos otros asesinados. ¡Y qué decir del cortacabezas de Al Julani, nuevo rais sirio por obra y gracia del sionismo! La omnipotencia de Israel está acompañada de su Dios vengador dispensacionalista.
Militares como Mohammad Bagheri, Husein Salami o asesores como Ali Shamkhani han sido asesinados, mientras las centrales nucleares-productoras de electricidad- son bombardeadas, tanto en Nantanz, Isfahan o Fordow. No hay límites para Israel-entiéndase, EE. UU. Un gigantesco país, tres veces España, es bombardeado, mientras la mafia invita al país persa a negociar.
Las instituciones internacionales son una risión y la moral pública privatizada se pierde por las cloacas. Son tantos los ataques, abusos, violencias y coacciones que se han normalizado y gritamos: ¡vivan las cadenas! Una vez más, el imperio destruye estados oficiales islámicos; rebelarse es perecer. La independencia del régimen, sea este el estado laico francés, el británico, o el imperio angloamericano presenta visos de aniquilación. Ahí tenemos el imborrable caso argelino; torturas y represión por la república laica francesa que selló su presencia militar con silenciosas bombas nucleares sobre el Sáhara a mediados de los 60.
Tal vez muchos se preguntan: ¿Qué sucede en Irán? ¿Cómo es posible que un país crucial en Asia no haya firmado ninguna alianza militar con Rusia o China? Se esperaba algo más de audacia, porque: ¿algún país puede enfrentar en solitario a Godzilla? ¿Pueden salvo China o Rusia?
El regusto de esta guerra es diferente: la atmósfera sabe a partículas radiactivas: ¿Qué pasará con Dimona? ¿Y las ojivas nucleares? He aquí el auténtico regalo americano y europeo a Israel. Este es su certificado de existencia.
Han decidido ampliar las fronteras del imperio, cortocircuitar a Rusia por el sur y destruir parte del proyecto chino de la Ruta de la Seda.
La táctica anglosajona de asesinar a jefes políticos, religiosos y científicos se presenta como exitosa. Los antropólogos imperiales estudian el chiísmo con gran detalle y perciben que el personalismo carismático de sus figuras ejerce una influencia en todos sus seguidores, lo que incluye a las fuerzas armadas o grupos de resistencia palestinos y libaneses. También tienen muy en cuenta la disposición al martirio. Se ha optado por un éxito de propaganda circense, sin embargo, esto supone una derrota a medio y largo plazo, porque ¿cuántos israelíes abandonarán a la vieja Sión por hogares confortables en Europa o América? Al fin y al cabo, son los patrocinadores de Israel.
Es descorazonadora la llamada iraní a la "comunidad internacional"; ¿qué se han creído cuando la democracia liberal es una mascarada de modelos y especuladores inmobiliarios?
Los persas podrían mirar con firmeza a Oriente, sentir su calor, salir de su aislamiento, desechar el crepúsculo de un Oeste en perpetuo ocaso. Dudar en esta frontera tormentosa es vacilar sobre la existencia de un Estado sometido a su destrucción desde hace décadas.