El Gobierno más progresista de la historia (es un chiste, pero a ellos les gusta pensarlo) se dispone a cerrar las autovías para todos y convertirlas en autovías para ricos. Recordemos. Las autovías nacieron como alternativa pública a las autopistas, que eran privadas y casi siempre con peaje. O sea, las autopistas eran para quien pudiera pagarlas y las autovías para todos. Acorde con ello, siempre hubo la obligación legal de que todo tramo de autopista tuviese alternativa gratis; esto es, alguna vía pública en buenas condiciones para quien no pudiese pagar el “lujo”. Las autovías quedaron exentas de esa obligación porque también eran para todos. Si ahora éstas pasan a ser de pago y por tanto no para todos, ¿qué pasa con quienes no puedan pagarlas?
Sé la respuesta: hipótesis no contemplada. O mejor: quien no pueda pagar, que se quede en casa. O: haz como Abundio y vende el coche para pagarte los peajes. Mirada sin pasión, con frialdad, la medida es un dislate. Pero sé muy bien que no es una ocurrencia española, que en Portugal hace tiempo que se paga en sus autovías, que la cosa se extiende por el territorio UE y que de hecho es esta UE la que urge al Gobierno para que implante este tipo de medidas para “reducir el déficit”. Allá el Gobierno si obedece. Porque lo cierto es que, como casi todas las medidas económicas que provienen de la UE, se trata de neoliberalismo puro, entendiendo por tal: “todo para los de arriba, migajas para los de abajo”. No es, en efecto, una medida ni justa, ni redistributiva, ni “socialista”.
Que todos paguemos lo mismo por un mismo servicio suena bien, pero es profundamente injusto. Quinientos euros por una multa no le hace ni cosquillas el presidente de Iberdrola o a Victoria Federica, que sin trabajar vive en un pisito de cinco mil euros al mes. Quinientos euros de multa a un chaval o chavala que por más horas que le eche no cobra ni mil al mes, es un quebranto insoportable. ¿Reciben el mismo castigo los mentados, aunque la multa sea idéntica? Pues igual pasa con eso de que las autovías las paguen todos los que viajen por ellas, ganen un euro o un millón. Es profundamente injusto y es justo el tipo de medidas que complace a plutócratas, multimillonarios y casta económica en general. Por eso complace a la insoportablemente neoliberal cúpula de la Unión Europea. Y por eso carece del más mínimo sentido que un Gobierno que se dice progresista y de izquierdas y al que votan lo que menos tienen, implante la medida. Es trabajar para el adversario, es hacerle el trabajo sucio a las derechas. Tus electores te aborrecerán y los electores del contrario seguirán votando a los suyos.
El cobro de las autovías es de esas decisiones que no hacen mucho ruido pero que provocan derrotas memorable. Solo, claro, si las aprueban Gobiernos que no son explícitamente neoliberales y al servicio de los ricos. Es pasmoso que a estas alturas el PSOE no parezca ser consciente de que, o gobierna en beneficio de los suyos (que es la inmensa mayoría), o lo hace para quienes lo desprecian.