España, con su rica tradición en cuerpos de seguridad, lleva más de un siglo refiriéndose a la Guardia Civil como “La Benemérita”, un título que evoca respeto y mérito. Sin embargo, si alguna reputación le quedaba después del 1-O. Es preciso mencionar que sus miembros procesados han tenido que ser “salvados” gracias a la amnistía, ha caído un peldaño más con las recientes adjudicaciones de municiones y armas ligeras, con nada menos que 15 millones de cartuchos de 9 mm comprados a la empresa israelí IMI Systems, ahora propiedad del gigante armamentístico Elbit Systems, participada por el propio gobierno israelí y a Guardian Homeland Security, que por cierto, los mismos cuyo nombre apareció en los turbios asuntos de las Pistolas Ramón y de la compra de Pegasus.
Resulta irónico que, en un momento tan controvertido en la escena geopolítica y humanitaria, España decida equipar a su icónica Guardia Civil con balas provenientes de un país que actualmente está en el ojo de un torbellino de críticas por sus acciones en Gaza. Según el contrato, estos cartuchos serán distribuidos en diversas unidades, y si algo ha acreditado esta munición, es que matan a porrillo.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, aseguró recientemente que se había suspendido toda compra de armamento a Israel a raíz de la ofensiva sobre Gaza. Pero, sorprendentemente, las recientes adjudicaciones a IMI Systems y a Guardian Homeland parecen contradecir tal postura, demostrando que, en la práctica, el Ministerio del Interior continúa con la licitación de municiones para sus cuerpos de seguridad, pasando de las instrucciones del gobierno.
Presuntamente, la Guardia Civil ha tenido en los últimos años, un gusto especial por el material israelí, dado que y adquirió pistolas Ramón y rifles MZ-4P del fabricante israelí Emtan, en medio de críticas de los propios miembros del cuerpo por la calidad de estas armas y la aparente prioridad al precio más bajo sobre la calidad y la eficiencia operacional.
La relación de dependencia armamentística, mental y operacional (recordemos Guardian Homeland Security, vende hasta material reaprovechable para torturas) de la Benemérita española con Israel no solo plantea preguntas éticas y políticas sino que, levanta serias dudas sobre la idoneidad y la independencia de decisiones tan cruciales para la seguridad nacional. ¿Merece aún el título de “Benemérita” una institución cuyo material esencial de defensa parece responder más a la inercia comercial, de alguien que, por lo menos se puede definir como agresivo, que a un compromiso real con su propia autosuficiencia? ¿Merece el título de Benemérita quien ha ayudado a tapar que un gorila ,de un cargo israelí, sacara la “pipa” contra la gente en medio de un acto organizado por una universidad en Barcelona?
Más allá del hecho en sí, las cifras millonarias adjudicadas a compañías israelíes revelan que la Guardia Civil depende, más que nunca, de armamento importado, mientras que se promete, una y otra vez, una “lealtad” hacia la producción nacional y europea.
Por ahora, las adquisiciones siguen adelante, y los israelíes pueden darse palmaditas en la espalda al saber que sus balas, tan “efectivas”, se dispararán también por policías españoles.