Foto de perfil del redactor de Diario16 David Casarejos.

El blanqueamiento de la ultraderecha nos ha devuelto a la casilla de salida

04 de Marzo de 2025
Guardar
mapa-ultraderecha-europa

Desde finales de la II Guerra Mundial se establecieron unas reglas a nivel global que iban en un sentido único: evitar lo sucedido en países como Alemania o Italia de manos de ultraderechistas y nazis que jamás respetaron los derechos civiles y humanos de una gran proporción de la ciudadanía.

Todos y todas ya conocemos lo que pasó y las barbaridades cometidas por parte de una ideología que quedo claro que era peligrosa y parece que por desgracia una parte de la población ha decidido olvidar lo sucedido y los cientos de miles de muertos y las injusticias cometidas por parte de lideres fascistas.

La culpa de esta resurrección la tenemos la sociedad actual con el “mirar hacia otro lado” cada vez que iban cogiendo más impulso las bandas de xenófobos, homófobos, misóginos y racistas. Hemos visto como tras crear asociaciones, fundaciones y grupúsculos de opinión han ido tornando en partidos políticos en una Europa que ya sufrió en sus carnes la división social y discriminación usada con unos fines que nos llevaron a los campos de concentración por toda Europa y que también sufrimos en España.

En España de hecho nuca jamás se llegó a juzgar a nadie y han ido falleciendo uno a uno nuestros Mengeles o Rudolf Hess patrios y nuestro dictador murió “plácidamente” en una cama de un hospital y la “modélica” transición solo fue modélica para un bando concreto que jamás ha pedido perdón ni se avergonzó de un régimen que también se llevó por delante a muchos y muchas ciudadanas.

Lo que estamos viendo a diario por parte de Trump, Orban o Milei y que va contagiando a otros lideres políticos en los continentes americano y europeo está escalando a un ritmo inexplicable ante la tibieza de instituciones como la UE o partidos políticos que deberían activarse para frenar de una vez el crecimiento de unas opciones políticas que deberían estar ilegalizadas al basarse en la discriminación e insulto continuo hacia muchas minorías.

La sociedad actual está volviendo a apoyar a partidos de la ultra derecha en gran parte por el “gran” trabajo de blanqueamiento que muchos medios de comunicación influyentes llevan realizando en los últimos años.

El término "blanqueamiento de la ultraderecha" hace referencia a la estrategia de normalización y legitimación de discursos y políticas de extrema derecha en la esfera pública. Este proceso implica el que se nos presenten ideas radicales como aceptables dentro del debate político convencional, diluyendo su carácter extremista para hacerlas más atractivas a un público amplio.

El hablar de la ocupación a diario en programas de gran audiencia, por ejemplo, ha creado en el pensamiento colectivo una idea que difiere  mucho de la realidad. Parece que la ocupación es un problema que afecta a toda la sociedad cuando en realidad solo afecta a un número insignificante de propiedades y no es un problema de la relevancia que se nos trata de vender…y nunca se analiza la causa del problema.

Las estrategias del blanqueamiento son variadas y comienzan por el lenguaje escogido y la forma de comunicar con el uso de eufemismos, sustituyendo términos negativos por otros más suaves. El término "xenofobia" nos lo tratan de vender como “defensa de la identidad nacional" por poner un ejemplo.

Igualmente nos hacen entender que el enfoque de estas “bandas” está en la economía y seguridad, desplazando la atención desde su discurso más radical hacia preocupaciones más aceptadas, como el desempleo o la seguridad ciudadana…pero siempre acaban hilándolo de vuelta a culpabilizar a minorías o colectivos concretos.

Se abre las puertas de los medios de par en par y los líderes y figuras de ultraderecha aparecen en debates televisivos o columnas de opinión como voces legítimas y algunos medios de nueva creación sirven de megáfono de ideales que hace muy poco estaban fuera del debate público.

El revisionismo histórico, minimizando o justificando regímenes autoritarios del pasado reescribe una historia que justifica atrocidades o simplemente las niega y finalmente, tienen la osadía de apropiarse del lenguaje progresista y utilizan términos como "libertad de expresión" o "derechos de los trabajadores" para justificar posiciones reaccionarias.

La escena de Zelensky con Trump este fin de semana en la Casa Blanca nunca se hubieran dado si las posiciones reaccionarias e imperialistas del presidente norteamericano no hubieran tenido el apoyo ciudadano en las elecciones de noviembre.

El peligro de dar el bastón de mando al bruto del pueblo, a pesar de las varias sentencias en su contra y tendencias megalómanas nos han llevado a que sus ideas sobre su intención de anexionar Groenlandia, cambiar de nombre a accidentes geográficos, vaciar Gaza para crear un complejo turístico o ahora el chantaje abierto a Ucrania  no va a parar a no ser que el resto del mundo se ponga firme contra el mayor peligro que hemos tenido en la política mundial en lo que va de siglo.

El peligro más importante viene de la normalización de las actitudes imperialistas y belicistas y la posibilidad de que sigan contagiándose a otros países con lo que ello implica en una sociedad en la que de repente tenemos a terraplanistas y negacionistas climáticos llenado portadas y teniendo medios de comunicación que les dan bola.

La UE ha de tomar una posición clara ante las provocaciones de EEUU que quizás con ciertos lideres debería ser aislada, aun mas cuando todas las decisiones que están tomando buscan apoyar genocidios, ocupar territorios, buscar guerras comerciales y traer de vuelta amenazas de una III Guerra Mundial.

La otra opción es ser cómplice o un perro faldero en unos tiempos en los que podemos perder de una tacada muchos de los derechos ganados gracias a la cooperación y a la creación de instituciones internacionales que se crearon para asegurar la paz en el mundo…y si han de seguir adelante con un miembro menos, no debería ser gran problema.

Lo + leído