No. Boris Johnson no ha dimitido.
A Boris Johnson le han tenido que sacar de Downing Street a rastras, necesitando la dimisión de ministros y ministras y secretarios de estado cansados de la tomadura de pelo continua a toda la ciudadanía britanica.
La falta de sentido común del, ahora por fin, ex primer ministro británico ha sido tónica en su mandato aunque en realidad sabían perfectamente a quien votaban para este puesto.
Ya se conocían su falta de saber estar, falta de valores éticos, bufonería, misoginia, y ese elitismo de niño de colegio privado que ha llegado donde ha llegado, no por su carisma o sus cualidades o su capacidad de liderazgo, sino por la misma razón que están el 80% de los representantes políticos en Reino Unido que es la clase social en la que nacieron.
Boris era muy conocido ya por los votantes ya que aparte de su exposición continua en medios de comunicación, también pasó por la alcaldía de la capital, Londres, y como primer ministro ha contagiado con sus maneras al gobierno de un país que bajo su mandato ha perdido mucho económicamente, socialmente, diplomáticamente, con una pérdida de reputación aun mayor de la que consiguió Theresa May.
No es un fenómeno extraño y en nuestro país tenemos a varios y varias políticas que se parecen demasiado a Boris Johnson, y que han utilizado para llegar a sus puestos una herramienta común con el ex líder de los tories británico: las fake news (noticias falsas). Además, incluyen en el pack esa capacidad de no asumir nunca la culpa ante contratos irregulares, tasas de muerte superiores en sus países/regiones, poner a la economía por encima de la protección a la sociedad, o el intentar perpetuar a las elites económicas con ayudas fiscales o rebajas de impuestos.
Trump cayó.
Boris cae.
¿Es quizás el momento para que se retire ese apoyo que ha crecido hacia los que abanderan la causa de Bannon y su “todo vale”, embarrando la política hasta límites insospechados?
Reino Unido y su puesto de mayor responsabilidad política llevan sin ser apetecibles para ningún político desde el 23 de junio de 2016 tras la inmediata dimisión de David Cameron debido al resultado del referéndum del Brexit.
A Theresa May le tocó el palo corto y fue la primera que tuvo que lidiar con la primera fase de negociación de salida de la UE. Se le criticó mucho e intuimos que habrá disfrutado de ver el circo que se ha llevado por delante a Boris Johnson, y que además ha dejado muy claro que Theresa May no ha sido ni de largo la peor primera ministra del país.
Boris Johnson asumió este rol como aquel que cree que es “el elegido”, un ser superior (en su cabeza) a las masas y capaz de vencer y convencer durante el Brexit…y quedó claro que este político ha dejado el legado más tóxico que cualquier PM en el pasado ha dejado.
La COVID 19 en Reino Unido sigue teniendo gran efecto y muchas decenas de miles de vidas se podrían haber salvado si se hubiera actuado con sentido común…pero no, aquí también tener los bares abiertos era lo primordial así como la laxitud a la hora de exigir medidas para frenar la propagación de la COVID19.
Todos sabemos ya de sus fiestas en Downing Street, de sus visitas a hospitales sin protección, de su idea de inmunidad de rebaño, y de como de cierta manera usó el coronavirus para esconder los efectos del otro elefante en la habitación: el Brexit.
Su discurso ante el Brexit sigue siendo el del viejo Imperio que se cree superior a todo un bloque económico como la UE, y la aplicación de reglas por parte de este bloque eran tratadas como ataques hacia su soberanía, sin entender que salir de la UE significa ser tratado como un tercer país…sin afrentas, vendettas, ni castigos, sino con la aplicación de las reglas que ellos mismos eligieron firmar para salir de esta unión de países.
El Gobierno de Johnson no ha tampoco tratado bien ni a sus ciudadanos británicos en el exterior ni a los inmigrantes que vivimos en su país.
Boris Johnson aupó a Priti Patel al puesto de mayor responsabilidad en la Home Office (Interior) y la arrogancia con la que trataban su soberanía nacional, rápidamente fue complementada con la creación de sistemas de puntos para evitar que los inmigrantes de la UE entremos en el país… a pesar de que todo indica que este cierre a la emigración europea solo castiga a su propia economía en la que tienen problemas para encontrar suficiente mano de obra.
Es el peor primer ministro que ha sufrido Reino Unido y su falta de empatía, sentido común, ha sido acompañado por su clasismo y sus errores continuos…pero en realidad la razón por la que ha ganado la animosidad no solo de su partido sino del resto de ciudadanos ha sido la manera en la que ha salido de cada una de las crisis sin asumir ninguna parte de la culpa y culpando a miembros de su equipo, a los murciélagos chinos, a la UE, o al Brexit.
El jueves antes de su dimisión se respiraba indignación ante el secuestro de un gobierno por parte de un arrogante y engreído que se ha creído por encima de las leyes y las normas de su país y que ha tratado con condescendencia a los países de su entorno, olvidándose del poco peso político que tenia fuera de sus fronteras.
Boris llegó a la reunión de la OTAN en Madrid y deambulaba sin lograr conectar con ningún otro dirigente, volviendo a dejar claro que la política ha de ser decidida por cabezas pensantes y el haber tenido una educación privilegiada, muchos millones en el banco, y una red de contactos en las elites no deberían abrir todas las puertas.
Boris busca nueva guardería donde le dejen volver a ser el bully de la clase.