Julián Arroyo Pomeda

Las brechas anteriores siguen sin cubrir

22 de Enero de 2025
Guardar
Las brechas anteriores siguen sin cubrir

Con motivo de los 50 años de la muerte de Franco estamos confirmando que hay brechas importantes siguen sin resolver. Ya se sabía, pero ahora nos lo asegura  la experiencia. Alguna maldición hemos de tener. Aquí se discute de todo, incluso en una reunión familiar.

Cuando nos sentamos a almorzar juntos, previamente nos ponemos de acuerdo en que algunos temas es conveniente no plantear: toros, fútbol, política, periódicos, etc. Y es que enseguida nos agarramos con fuertes voces y broncas. Así que, apenas quedan asuntos de los que tratar.

Por mucho que se haya aconsejado no tratar alguno, siempre sale por cualquier referencia y acabamos liándola.

El deseo de unidad de España y los españoles ha sido perseguido durante muchos años. Sin embargo, en realidad, actual, parece que estamos cada vez más divididos. Las diferencias políticas, económicas, culturales y regionales han creado brechas, que son difíciles de cerrar.

En política, las diferentes ideologías han generado tensiones y conflictos con debates intensos y a veces incluso agresivos, sin que podamos encontrar puntos en común. Ni siquiera sabemos quién fue el responsable de la guerra civil, porque cambia, según sean las convicciones.

La posibilidad de acceder a recursos y oportunidades económicas crea resentimientos y divisiones entre grupos y comunidades, porque las desigualdades económicas son manifiestas.

No digamos las identidades regionales. Todavía en el siglo XXI, identidades como Cataluña, El País Vasco y Galicia son rechazadas por muchos. Y, cuando Se les pregunta por qué, te contestan sin dudar. ¿No quieren la independencia para no ser españoles? Pues que se vayan de una vez y nos dejen en paz.

Actualmente, los medios de comunicación y redes sociales son más relevantes En cuanto a los medios, se consumen y comparten juicios similares a lo que nosotros pensamos. En las redes sociales ocurre algo similar con una mayor polarización. Siempre deseamos alcanzar la unidad y nos proponemos objetivos comunes, pero todo está lleno de obstáculos para esto.

En las redes siempre se concluye que los que se manifiestan de determinadas maneras son fascistas o progresistas con los que no es posible entenderse. Cada vez hay menos respeto, más insultos y menos ganas de compartir algo juntos.

Parece inalcanzable la unidad, pero no imposible dicen los más equilibrados, aunque siempre aparece algún tipo de desprecio. Se suele decir que las diferencias son para celebrarlas y que en la diversidad está la fuerza y el posible enriquecimiento.

La gente diversa sí que puede enseñarnos y ayudarnos en muchas tareas. Son oportunidades que nunca hay que rechazar, aunque algunos deseen se vayan a su país.

Habría que dejar muy abierta la diversidad, que no tiene que ser contradictoria con la unidad colectiva, sino permanecer en un equilibrio dinámico. Si se trata de conseguir una identidad, no se puede excluir a nadie sin matices para una unidad inclusiva.

Se han hecho intentos de reconciliación pero las heridas producidas por el conflicto civil dejaron cicatrices en las familias, comunidades y en la sociedad en su conjunto. Se hicieron brutalidades que no han cerrado aún las divisiones.

Las generaciones crecidas en aquel ambiente heredaron las historias y los traumas de sus padres y abuelos, perpetuando las divisiones. La Ley de Amnistía de 1977 buscaba olvidar el pasado. Sin embargo muchos crímenes y abusos quedaron impunes, dejando un sentimiento de injusticia en muchos.

La Ley de Memoria Histórica de 2007 ha permitido la exhumación de fosas comunes y dignificar a las víctimas, pero tampoco lo consigue, porque reaviva tensiones y debates. Las  familias están en su derecho a saber dónde se encuentran sus seres queridos, que murieron. Solo una vez descubierto vuelve la paz. Pues hasta esto se niega por no remover nada. No sabemos o no queremos abordar pasado. ¿Cuándo nos reconciliaremos?

Todo se mezcla y se recrudecen los malos recuerdos. Las grietas de la guerra civil y sus recuerdos perduran, y sanar heridas parece imposible. Siempre que un partido político toma el poder, la oposición se pone en marcha para tomar la revancha. No hay alternativas que proponer solo se lucha por desbancar al contrario, que es el enemigo.

La derecha radical presiona siempre sin pausa, y propone leyes proposiciones que impulsan una temible marcha atrás En otros tiempos hablaba de reconciliación, ya no. Los debates en el Parlamento se convierten en conflicto, n el enfoque de todo hacia la destrucción del enemigo agrava las divisiones y crea un bucle de hostilidad y resentimiento.

Parece que la generalidad desconfía de quien es diferente y por eso se alimenta el miedo. La paranoia se redobla con aumento violencia y discriminación. Así, las políticas no avanzan y los problemas no se resuelven con serio peligro para esencia de la democracia. Los encuentros se hacen muchas veces insoportables y es muy difícil construir un futuro más esperanzador para todos.

Lo + leído