La verdad es que pronunciado en ingles el título del artículo parece propio del adiós de un tartamudo al presidente cesante. Aunque la derrotada en las elecciones fue su vicepresidenta, en España denominada " Que-mala Harris" ( el chiste no es original mío afortunadamente) En efecto, de mala tirando a nefasta ha sido la actuación de ese extraño tándem demócrata al menos en la esfera internacional. Han dejado el mundo hecho unos zorros. Desde aquella vergonzosa retirada de Afganistán hasta dos sangrientos conflictos todavía en marcha, pasando por la ruina de Europa en medio de una época oscura de censura, propaganda y "wokismo" desquiciado. Si perdurase la idea de colocar un apelativo al gobernante, como se hacía con los viejos monarcas podríamos recordar a Biden como " Joe el confuso". Todavía recuerdo cuando la propaganda nos hablaba de la muerte inminente de Putin debido a no se qué enfermedad para ocultar el evidente deterioro cognitivo del presunto líder del mundo libre, que cuando no se caía de la bicicleta se quedaba en blanco en las ruedas de prensa. En fin, la propaganda pretendía que negáramos nuestras propias percepciones y no nos preguntásemos quien estaba gobernando EEUU. Todavía lo ignoro a ciencia cierta.
Y ahora " Trump is coming". Y llega glotón. Para empezar quiere merendarse Groenlandia. Un bocado enorme. Pretende comprarle a los daneses su gigantesca isla. No son muchos habitantes. No dudo que lo logrará dado que Dinamarca ha sido uno de los más fieles acólitos de EEUU. Todavía recuerdo la serie " Borgen" que viene muy al caso para las demandas de Trump. Tampoco sería la primera vez. Los gobiernos americanos han ampliado su territorio muchas veces pagando verdaderas gangas. Compraron Luisiana a los franceses, Florida a los españoles, Alaska a los rusos e intentaron comprar Cuba, y cuando España se negó pues le organizaron una conveniente guerra y de paso se quedaron también con Filipinas por 20 millones de dólares. Si. Trump se apropiará de Groenlandia repartiendo dinero a sus escasos habitantes y ya se inventará una relación especial con el territorio tipo Puerto Rico u otra más imaginativa. Canadá me parece más difícil pero cosas más raras he visto. Trudeau ya ha puesto pies en polvorosa. Veremos.
¿Qué puede esperar España? Dada su insignificancia que nos deje en paz. Pero no olvidemos que estamos dirigidos por Pedro Sánchez llamado " El versátil" por la flexibilidad con que cambia de ideas. Con todo lo que deseaba un nuevo gobierno demócrata bien puede ser que anhele congraciarse con el nuevo emperador que por ahora solo tiene ojos para Abascal. En ese caso puede ofrecerle la ampliación de la base de Rota hasta Sierra Morena o tal vez veamos a los Ranger de Texas haciendo guardia en la Puerta del Sol, eso sí, cambiando el casco por una gorra de chulapo y un brazalete que refleje el gusto por la fruta para agrado de Isabel Díaz Ayuso. Dado en apetito de Trump una anexión española podría traducirse en nuevos mercados para sus manufacturas y una excelente fuente de pescaditos fritos, morcilla y bocadillos de calamares. Además Pedro Sánchez incorporaría nueva identidad de virrey que añadiría a la de amante enamorado, azote de la ultraderecha (en este caso oculta hasta nueva orden ya que Trump muy socialista no parece), látigo de propietarios de coches de lujo italianos, gran constructor de viviendas invisibles y eficiente gestor de empleos para familiares cercanos.
Si. "Bye, bye Biden" que " Gira el mundo gira" como dice la canción. Hoy nos acostamos siendo sostenibles y de sexo fluido y mañana nos levantamos libertarios, asertivos y forofos de los hidrocarburos. Depende de lo que diga el Emperador. Como siempre.