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Carta de un solitario libre

15 de Mayo de 2018
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solo libre
Mi familia es la vida, y aquello que está más allá de ella, por lo que noto que existo, y que es la base de cualquier experiencia.Mi padre es el Sol y mi madre la Luna. El Sol ilumina mi vida, me da calor y esperanza, me hace ver cuando no veo, y es constante en su generosidad, cordial en su trato y cálido con mi torpeza.La Luna me acompaña de noche, justo cuando está oscuro, y los miedos acechan, ella luce como cien estrellas, me canta al oído canciones, me cuenta cosas que hacen que me ría de las amenazas ciertas y de las que son fantasmas sin dueño.Es una madre cariñosa, e igual que tiene mano de miel, sabe ayudarme a volar lejos, para que encuentre mi destino.El suelo es un maestro cierto, que ha sido duro cuando he caído, pero que me ha permitido estar de pie y seguro cuanto todo temblaba y me ha ayudado a levantarme, siendo soporte entero.Mis hermanos son los escritores, que me ayudan con sus consejos, me distraen y me llevan a maravillosos lugares, me enseñan tantas cosas que no puedo contarlas, son fieles y están disponibles a todas horas, dispuestos a una algarabía de palabras, en las que los conceptos son ventanas por las que se oyen misterios.Mis hermanas son artistas, unas cantan y otras bailan, convierten la vida en deleite, sus voces me llenan el alma de sentimientos, y cambian mi estado sombrío, por cielos y primaveras.Bailando llega la euforia, de vivir en la armonía, con la vida, con los sueños, con las tardes y las noches.Mi amor está hecha de música, de cimbreantes palmeras, de silencios y de guiños, de sones de tambores y de susurros de viento, de almibar y de sal.Mis hijos son mis obras, las semillas que he dejado y dejo en la vida y en el corazón de los demás, unos son buenos y otros no tanto, algunos crecen y otros se disuelven como si no tuvieran arraigo. Mis sueños, mis anhelos y mis proyectos también son hijos míos, nacen de mi alma y procuro cuidarlos con esmero, pero cada uno tiene vida propia, nada más nacer ya son adultos.Y la vida sigue su camino dentro y fuera de mi, haciéndome ver que algunos lazos son solo de costumbre, y que lo que no es bueno, no es bueno ni conveniente, y que hay que buscar lo noble, aunque eso signifique quitarse el nombre.Las estrellas son luces que indican donde he de dirigirme, son mis consejeras desde hace mucho tiempo, cuando solo sabía que quería vivir y calmar mi entraña. Y el mar, la mar, es uno conmigo, soy de ella y ella está en mí es un motivo para vivir en silencio, esperando lo que no tiene fin.
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