A nadie con un mínimo de sentido común se le escapa que España es una franquicia globalista dirigida por psicópatas al servicio de la mafia usurera internacional.
Pero dentro de esa franquicia hay lugares como Cataluña que han sido elegidos para probar y testear todo tipo de experimentos sociales antes de extrapolarlos al resto del territorio nacional.
Durante la Plandemia Cataluña fue una de las comunidades (junto con Galicia) que aplicaron con más dureza las famosas "medidas" COVID que más tarde serían declaradas ilegales por el tribunal constitucional.
Confinamientos, uso del bozal, restricciones de movilidad, toque de queda, pasaporte sanitario,... Cataluña presenta uno de los mayores índices de vacunación con un porcentaje altísimo de muertes y efectos adversos derivados de esa locura.
Barcelona va a la cabeza en lo que llaman "desarrollo sostenible". Las principales calles del centro son cortadas al tráfico los fines de semana, las estelas blancas cubren los cielos cada día y las antenas 5G son cada vez más numerosas generando una densidad energética de lo más insoportable.
Las playas se han convertido en pequeños campos de concentración con mensajes de control por megafonía y presencia policial constante. Normas, restricciones, medidas, consejos, coacción, represión y la inmigración ilegal delinquiendo a sus anchas con total impunidad.
Si a esto le añadimos la obsesión por crear un mini estado con un idioma diferente pero idénticas políticas fiscales, sanitarias y educativas que la basura del estado español... tendremos como resultado el abono ideal para la famosa Agenda 20-30. Cataluña es el experimento principal. Detrás irá el resto. Es hora de crear nuestro propio mundo al margen de este manicomio.
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