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Cayó Assad: ¿Paz y libertad para Siria?

20 de Diciembre de 2024
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Bashar Assad

Tras más de una década de guerra en Siria, el régimen de Assad cayó en menos de diez días de ofensiva de los grupos de la oposición. 54 años de régimen autoritario, carente de derechos políticos y libertades civiles efectivas, sustentado en un aparato policial y securitario orientado a impedir cualquier disidencia. El desgaste de Assad y su falta de apoyos civiles, militares y en la administración del Estado era tal que la resistencia a la ofensiva militar opositora ha sido inexistente. Solo el apoyo de Irán y Rusia mantenían un Régimen que ha demostrado ser un tigre de papel.

La situación que se abre es claramente incierta, pero la caída del Régimen abre posibilidades que hasta ahora eran imposibles, y está siendo ampliamente celebrada por la población. No podemos saber si se abrirá algún tipo de proceso constituyente de una nueva Siria o si, en el peor de los casos, acabará como Libia tras el derrocamiento de Gadafi: un territorio en manos de la arbitrariedad de la diversidad de facciones armadas. La fuerza del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), con vinculaciones previas a ISIS o Al Qaeda, y el proturco Ejercito Nacional sirio (SNA), suponen el mayor peligro e incertidumbre para el futuro inmediato de la población siria.

Pero la guerra no ha terminado con la caída de Assad. Si bien los grupos opositores del sur, HTS y la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) abren la puerta a la negociación, los grupos proTurcos del SNA continúan, empujados por Turquía, su guerra colonial contra la población kurda en las poblaciones del norte y por el derrocamiento de la AANES. Son más de 100.000 los civiles desplazados por la ofensiva proTurca que sigue matando civiles y atacando ciudades y pueblos.  Además, Israel ha aumentado en los últimos días sus ataques contra territorio sirio y ha aumentado el territorio que ocupa ilegalmente en los Altos del Golán.

La situación en Siria es inseparable del orden internacional del siglo XXI: la creciente apuesta por la guerra y la práctica desaparición de toda institucionalidad internacional mediadora que trabajaba por la paz. El genocidio en Palestina, la invasión de Ucrania o la ocupación de Afrin forman parte del mismo proyecto político reaccionario que desecha la paz y la resolución política de los conflictos, para construir un mundo militarizado tanto en lo económico como en lo político.

Por eso, llamamos a redoblar los esfuerzos por desarrollar un internacionalismo que luche por la paz y la liberación de los pueblos, así como a boicotear y sancionar internacionalmente a los patrocinadores de la guerra se llamen Rusia, Israel, Turquía o Estados Unidos. Aun con la complejidad de la situación, solo una solución que ponga la paz, la democratización y la participación popular en el centro podrá tener capacidad de constituir una Siria en libertad.

Y por favor, que deje Israel de arrimar la ascua a su sardina, aprovechándose de un país débil que no tiene ejército para defenderse del israelí, y que no vaya a acuñar de nuevo “el derecho a defenderse” de un país famélico incapaz de meterse en una guerra que tendría perdida de entrada.

Es la hora de que todos ayudemos a Siria. Le va el futuro en este empeño.

 

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