Cuatro años después de la muerte del excepcional Chiquito vuelve a recorrer su Malaga para deleite de todos los vecinos y visitantes. Una escultura de bronce de dos metros de altura y algo más de cien kilos que no alcanza no por asomo a la gran valía de ese humorista y persona entrañable.
Ramón Chaparro es el escultor que se ha encargado de darle vida que ha sido el encargado de descubrirla en su barrio de Huelín, en donde vivía.
Los más cercanos lo conocían como Gregorio Sánchez, aunque para todo el mundo fue Chiquito y que tanto nos hizo disfrutar.
Algo que se ha logrado gracias al inmenso esfuerzo y no menos tenacidad de la Asociación del Humorismo Español (Ashumes), que después de muchas galas y esfuerzos y más en este tiempo y con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga, que ha pagado una pequeña parte de la escultura ha podido hacerse realidad este merecido reconocimiento.
Darle las gracias al gran interés que desde el primer momento manifestó Tony Antonio, prestigioso actor, cómico y Presidente de Ashumes ha superado todos los contratiempos que se ha encontrado en su camino pues el COVID impidió realizar algunos actos previstos.
Al final esto se pudo llevar a cabo, con el gran trabajo además del escultor de la fundación Codina, a la que agradecemos su esfuerzo y cariño.
Chiquito ha renacido arropado por cientos de personas, amigos, familiares y compañeros que lo querían y que nos abandonó un 17 de noviembre del año 2017 con 85 años.
Esta maravillosa escultura incorpora un código QR con la información necesaria e imágenes del querido humorista.
Chiquito se ha adaptado a los nuevos tiempos que vienen. Tony Antonio visiblemente satisfecho y emocionado ha agradecido la presencia de todos los asistentes y ha aprovechado para pedir al alcalde de la cuidad se le rinda un homenaje para que Juan Rosa, el recordado integrante del Duo Sacapuntas tenga una calle con su nombre.
La figura del imprescindible Chiquito ya cuenta desde el año 2019 con un busto realizado por el gran escultor y maestro Juan Manuel Miñarro en el restaurante en el que Gregorio Sánchez comió tantas veces.