Según han adelantado algunos medios de comunicación, el Presidente de la Junta de Andalucía, el moderado Juan Moreno, va a recuperar a Juan Marín para la vida institucional, nombrándolo Presidente del Consejo Económico y Social Andaluz. De esta manera, recupera al Chico de los Recados y dilapida las posibilidades de reconstrucción de la formación naranja. Papel en el que Juan Marín, entre torrijas y torrijas, siempre se ha encontrado cómodo y solícito.
Marín, una vez que la política le abandonó, se jactó de decir a cuantos le preguntaban que ahora tocaba dedicar tiempo a su familia y que tenía varias ofertas de la iniciativa privada que estaba estudiando. Ahora sabemos que la familia ha necesitado poca atención y que no hay nada comparado para él como seguir comiendo de la sopa boba de lo público, como buen liberal que es.
El Consejo Económico y Social Andaluz, es un órgano asesor consultivo y de participación social, que debería servir de canal de diálogo permanente entre la sociedad civil organizada y el Gobierno autonómico en que están representados las organizaciones sindicales y patronales, la economía social, los consumidores y usuarios, las corporaciones locales, las universidades y grupos de expertos en las materias competencia del Consejo.
El Consejo Económico y Social de Andalucía, órgano de escaso peso político, al que tradicionalmente se le ha restado su papel participativo, asesor y consultivo que, principalmente, sirve para dar cobertura económica a los presidentes del mismo.
Ver a Juan Marín como Presidente de un órgano participativo es un oxímoron político de primer orden. En su lamentable periplo en el Gobierno Local de Sanlúcar de Barrameda se dedicó a blanquear todos los desmanes antidemocráticos del PSOE, de Irene García y Victor Mora, cercenando todos órganos participativos, incluido el Consejo Económico y Social Local al que le dio carpetazo diciendo que era un órgano estéril y politizado. Solo los mal pensados podrán argüí que la presencia de Juan Marín al frente del consejo politizaría el órgano participativo.
Juanma Moreno, haciendo ímprobos esfuerzos para no reírse, dice haber valorado la experiencia de Marín en el ámbito político autonómico y municipal y también como autónomo y empresario. Lo cierto es que no ha podido encontrar mejor figura para que el Consejo siga siendo algo inútil y estéril o para que termine siendo un chiringuito para que continúe en su loable labor de Chico de los Recados.
Lo que nadie puede discutir es que, una vez más, Juan Marín junto a casi todos los exconsejeros y cargos medios de Ciudadanos que han encontrado cobijo en la Administración de Juanma Moreno, ha antepuesto su exclusivo interés personal, porque de esta manera han dejado su formación política sin capacidad de reconstrucción.
A Juan Marín, sin creerselo, le abandonó la política, y como sucedáneo institucional es capaz de aceptar pulpo (consejo) como animal de compañía.