Siempre que contemplo un musical esta me genera una sensación perpetua de bienestar. Su combinación de música, baile y narrativa me ofrece una experiencia emocionalmente envolvente y entretenida. Los musicales suelen transmitir mensajes optimistas y conmovedores que contribuye a las personas desconectarse de su rutina diaria y conectar con historias de amor, superación o fantasía. Además, la música y el baile tienen un impacto positivo en el estado de ánimo, promoviendo emociones como la alegría y la nostalgia. En conjunto, los musicales también fomentan el sentido familiar, ya que son una forma de arte compartida que invita al público a disfrutar de una experiencia colectiva llena de creatividad y expresión artística. Y eso es, precisamente, lo que suscita Lalachus cada vez que la veo en el programa “La Revuelta”; es decir, un infinito musical de amor, reivindicación y mensajes a la sociedad.
La semana pasada, Televisión Española (TVE) anunció que Broncano y Lalachu van a ser los protagonistas que van retrasmitir las campanadas de año nuevo las redes sociales no han tardado en disparar contra ella por su físico.
Esto ha motivado una polémica en torno a Lalachus y la gordofobia que invita un debate intenso tanto redes sociales como en cualquier canal de comunicación sobre la aceptación de los cuerpos sin absurdos cánones de belleza. Además, esto abre una discusión más amplia y profunda sobre cómo se deben abordar los estándares de belleza y la diversidad corporal en una sociedad cada día, afortunadamente, más diversa.
En respuesta, Lalachus lanzó en “La Revuelta”, apoyado –como debe de ser- por Broncano, un mensaje contundente a todos y todas ellas que la criticaban por su aspecto físico: “Que si el balcón se va a caer por mi peso, que si estoy gorda... ¿Sabéis lo que tengo también gordo? Tengo el papo muy gordo y es por donde me he pasado todas las críticas”. Para mí es un mensaje de optimismo debido a la importancia que personas con una gran plataforma sean conscientes de cómo sus palabras pueden afectar positivamente a colectivos vulnerables.
Esta polémica refleja una tensión constante entre libertad de expresión y responsabilidad social en el mundo digital. Además, pone en evidencia cómo los temas de gordofobia no solo están relacionados con comentarios individuales, sino también con la forma que la sociedad, en general, transcribe prejuicios, esterotipos y “modelos patéticos” a través del lenguaje, los medios y las redes.
El caso de Lalachus es un recordatorio que la lucha contra la gordofobia requiere un esfuerzo colectivo, que incluye desde reflexionar sobre el lenguaje que utilizamos hasta promover espacios de representación corporal más inclusivos. Más allá del debate puntual, esta controversia sirve para visibilizar un problema que sigue siendo ignorado o minimizado en muchos ámbitos sociales.
Por ello, como sociedad todos y todas tenemos una responsabilidad en luchar contra la gordofobia puesto que eterniza discriminación, exclusión social y prejuicios hacia las personas con cuerpos no normativos, afectando su bienestar físico, mental y emocional. Este tipo de discriminación refuerza estándares de belleza irreales, promueve estigmas sobre la salud y limita las oportunidades laborales y sociales de quienes no encajan en dichos estándares. Además, la gordofobia no solo impacta a las personas directamente afectadas, sino que también contribuye a una sociedad menos inclusiva y empática. Luchar contra la gordofobia es un paso necesario para garantizar el respeto, la igualdad y la diversidad, reconociendo que todos los cuerpos son válidos y dignos de aceptación.
Por último, como profesor, combatir la gordofobia es crucial porque las escuelas, los institutos y las universidades son espacios claves para fomentar valores como la empatía, el respeto y la inclusión. La gordofobia puede impactar negativamente en la autoestima y el rendimiento académico del alumnado, generando exclusión social y bullying. Los maestros y maestras tienen la responsabilidad de posibilitar un entorno seguro donde todos los estudiantes se sientan valorados independientemente de su apariencia física. Además, educar contra los prejuicios desde edades tempranas y en la etapa de la juventud permite a formar ciudadanos conscientes y críticos que promuevan la igualdad y la aceptación en la sociedad. Al erradicar la gordofobia en el aula, se construye una comunidad escolar más inclusiva, respetuosa y solidaria.
Lalachu no te imagina el bien que nos hace por tu actitud ante los irrespetuosos y cobardes gordofóbicos, sobre todo, los virtuales. Gracias a ti, es más fácil edificar una clase de tutoría con mayor grado de respeto entre ellos y ellas ya que la heterogeneidad es el pan de cada día que nos enfrentamos en las aulas. Asimismo, la diversidad es la mayor de nuestra riqueza y el patrimonio que más tenemos que cuidar en este espacio que llamamos mundo.
Por favor, sigue con tus comentarios, con tu humor, con tu sonrisa y con tus maneras de hacer reír en el programa de mayor éxito del panorama nacional y de mayor audiencia del prime time televisivo puesto que aportas reivindicación a la juventud contra la gordofobia.
Os recomiendo que veáis a LA LA CHUS el mejor musical semana tras semana y, por supuesto, no hace falta que mencione donde voy a ver este año las campanadas de final de año, ¿no?
X la revolución de los desiguales.